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Existen cuatro yogas principales: '''jnana yoga''' es el sendero de unión con Dios mediante el conocimiento.   
Existen cuatro yogas principales: '''jnana yoga''' es el sendero de unión con Dios mediante el conocimiento.   


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El jnana yoga se adecúa a la persona contemplativa o monástica. Este yoga conduce a la unión con Dios mediante la disolución de la ignorancia. El conocimiento, claro está, comienza con el conocimiento de uno mismo. El yogui que practica el jnana yoga busca el conocimiento no solo a través del estudio, sino de la experiencia directa de Dios. Jnana yoga también es el sendero del discernimiento entre lo real y lo irreal. Corresponde al segundo cuadrante del [[Special:MyLanguage/Cosmic clock|Reloj Cósmico]], el cuadrante mental.
El jnana yoga se adecúa a la persona contemplativa o monástica. Este yoga conduce a la unión con Dios mediante la disolución de la ignorancia. El conocimiento, claro está, comienza con el conocimiento de uno mismo. El yogui que practica el jnana yoga busca el conocimiento no solo a través del estudio, sino de la experiencia directa de Dios. Jnana yoga también es el sendero del discernimiento entre lo real y lo irreal. Corresponde al segundo cuadrante del [[Special:MyLanguage/Cosmic clock|Reloj Cósmico]], el cuadrante mental.
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Existen cuatro yogas principales: jnana yoga es el sendero de unión con Dios mediante el conocimiento.

El jnana yoga se adecúa a la persona contemplativa o monástica. Este yoga conduce a la unión con Dios mediante la disolución de la ignorancia. El conocimiento, claro está, comienza con el conocimiento de uno mismo. El yogui que practica el jnana yoga busca el conocimiento no solo a través del estudio, sino de la experiencia directa de Dios. Jnana yoga también es el sendero del discernimiento entre lo real y lo irreal. Corresponde al segundo cuadrante del Reloj Cósmico, el cuadrante mental.

Enseñanza de Shankara

Shankara, el gran santo y erudito hindú del siglo IX, escribió el siguiente consejo desde la voz del gurú al discípulo:

Debido al toque de la ignorancia es que tú, que eres el yo supremo, te encuentras bajo el cautiverio del yo irreal, único origen de la ronda de nacimientos y muertes. El fuego del conocimiento, encendido por el discernimiento entre el yo y el yo irreal, consume la ignorancia con sus efectos[1].

En primer lugar, el gurú enseña a su pupilo las cuatro grandes afirmaciones védicas.[2] La primera es «Tat Tvam Asi» («Eso eres tú»), lo cual significa «Brahman eres», «Estás hecho a imagen y semejanza de Brahman». Esta afirmación se puede colocar en el cuerpo etérico, el primer cuadrante del Reloj Cósmico.

La segunda afirmación es «Aham Brahmāsmi» («YO SOY Brahman»). Esta es la afirmación de la identificación consciente con el Gran Yo Divino: Brahman. Esta frase pertenece al cuerpo mental, el segundo cuadrante del Reloj.

La tercera afirmación es «Ayam Ātma Brahma» («Este Yo es Brahman»). Este Yo no es el yo de los deseos. Este Yo se consume con el deseo omniconsumidor de ser Brahman y de conocer al Yo como Brahman. Este deseo es el fuego espiritual que consume todos los deseos inferiores, dejando al alma vestida y empapada de solo un deseo, el de ser Brahman. Esta afirmación está vinculada con el cuerpo de los deseos, el tercer cuadrante del Reloj.

La cuarta afirmación es «Prajnānam Brahma» («La conciencia es Brahman»). Este mantra es la afirmación de que toda la conciencia física es Brahman. Ello nos libera de la inquietud de los cinco sentidos, de las tentaciones de la carne, y protege el templo del hombre como templo de Brahman.

La cuarta afirmación se aplica al cuerpo físico, el cuarto cuadrante del Reloj. Cuando el cuerpo físico alberga al SEÑOR, el cuerpo de los deseos, el cuerpo mental y el etérico lo siguen. Y los cuatro lados de la pirámide reflejan la llama de Brahman en el altar central de la Cámara del Rey.

Una vez que el pupilo ha aprendido estas afirmaciones y las ha encarnado, el gurú le manda que medite sobre su verdadera naturaleza.

Lo que… carece de nombre y forma… lo que es infinito e indestructible; lo que es supremo, eterno e imperecedero; lo que es inmaculado: ese Brahman eres tú. Medita en eso en tu mente[3].

Gracias a esta meditación, el discípulo se libera de los hábitos que lo atan al mundo. Poco a poco, este separa las partes reales de sí mismo de lo irreal, como se separa la crema de la leche.

El estudiante pasa a dedicarse a la meditación sobre Brahman… [hasta que] surge en él un estado mental que le hace sentir que es Brahman… Con una meditación cada vez más profunda, la mente, que es una manifestación de la ignorancia y una forma de materia, se destruye y… el Brahman reflejado en la mente es absorbido por el Brahman Supremo… Esta unidad, indescriptible con palabras, solo la conoce aquel que la ha vivido[4].

Esta unión mística no implica la pérdida de su capacidad de pensar o de existir por parte del yogui. «La mente se destruye» significa que la mente inferior es desplazada gradualmente porque la mente del yogui está unida a la Mente de Dios, que es de una capacidad infinita. En el yogui hay una cantidad cada vez mayor de la Mente de Dios y cada vez menos cantidad de la mente inferior.

Krishna dijo lo siguiente sobre el jnana yoga: «Cuando la sabiduría sea tuya, Arjuna, jamás volverás a tener confusión; porque verás todas las cosas en tu corazón, y verás tu corazón en mí»[5].

Véase también

Yoga

Notas

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y el sendero espiritual.

  1. Swami Nikhilananda, Hinduism: Its Meaning for the Liberation of the Spirit (Hinduismo: su significado para la liberación del Espíritu) (London: Allen & Unwin, 1958), pág. 121.
  2. Ibid., págs. 124–25.
  3. Ibid, págs. 125–26.
  4. Ibid, págs. 126–27.
  5. Juan Mascaro, trad., The Bhagavad Gita (New York: Penguin Books, 1962), pág. 64.