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Mientras los criminales de guerra nazis escapaban a Sudamérica (supuestamente sin conocimiento de los gobiernos occidentales), el ex presidente de la junta del Banco Chase Manhattan, John J. McCloy, era el Alto Comisionado de los Estados Unidos en el gobierno alemán de la posguerra y otro banquero, el general William Draper, se sentó en la Comisión. Draper era socio de Dillon, Read & Co., una firma de inversión de Nueva York dirigida por Douglas Dillon.
Mientras los criminales de guerra nazis escapaban a Sudamérica (supuestamente sin conocimiento de los gobiernos occidentales), el ex presidente de la junta del Banco Chase Manhattan, John J. McCloy, era el Alto Comisionado de los Estados Unidos en el gobierno alemán de la posguerra y otro banquero, el general William Draper, se sentó en la Comisión. Draper era socio de Dillon, Read & Co., una firma de inversión de Nueva York dirigida por Douglas Dillon.


Dillon, Read fue una de las tres principales firmas financieras que contribuyeron en gran medida a la construcción de la ''Werhmacht'' alemana. McCloy estaba también afiliado a la Fundación Ford, cuyo fundador, Henry Ford, contribuyó financieramente al ascenso de Hitler al poder.
Dillon, Read fue una de las tres principales firmas financieras que contribuyeron en gran medida a la construcción de la ''Werhmacht'' (fuerzas armadas) de Alemania. McCloy estaba también afiliado a la Fundación Ford, cuyo fundador, Henry Ford, contribuyó financieramente al ascenso de Hitler al poder.


With the Nazis’ political system totally dependent upon Hitler, his presence in South America was crucial to carrying on the Nazi dream for a millenial kingdom with their Fuhrer at the helm.
With the Nazis’ political system totally dependent upon Hitler, his presence in South America was crucial to carrying on the Nazi dream for a millenial kingdom with their Fuhrer at the helm.