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Daniel and Nada Rayborn/es: Difference between revisions

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Un año después, como Saint Germain había predicho, Daniel Rayborn ascendió. Fue a la Cueva de los Símbolos, donde se preparó durante varios días para la ascensión en lo que Saint Germain llamó la Cámara de Luz. En su dictado del 14 de octubre de 1963, el maestro ascendido Daniel Rayborn describió lo que experimentó en aquel glorioso momento de su ascensión:
Un año después, como Saint Germain había predicho, Daniel Rayborn ascendió. Fue a la Cueva de los Símbolos, donde se preparó durante varios días para la ascensión en lo que Saint Germain llamó la Cámara de Luz. En su dictado del 14 de octubre de 1963, el maestro ascendido Daniel Rayborn describió lo que experimentó en aquel glorioso momento de su ascensión:


<blockquote>¡Oh, la gloria y la oleada de poder, la bendición suprema, el contacto con la hueste angélica! Pero, sobre todo, está la gran sensación de unión con la propia poderosa Presencia YO SOY.</blockquote>
<blockquote>¡Oh, la gloria y la oleada de poder, la bendición suprema, el contacto con la hueste angélica! Pero, sobre todo, está la gran sensación de unión con la propia poderosa [[Special:MyLanguage/I AM Presence|Presencia YO SOY]].</blockquote>


<blockquote>Recuerdo cómo pasó por mi conciencia el pensamiento de que era algo parecido a estar afuera al mediodía, mirar hacia arriba, a los cielos, y reconocer que ni una estrella era visible, y entonces, de repente, ser transferido a la hora de la medianoche y ver que todo el cielo estaba lleno de puntos de luz. Porque me volví consciente de regiones del cosmos en las que no había pensado ni había concebido jamás. Y sentí un parentesco con maravillosas mentes y corazones individuales, una reunión con aquellos de quienes había sentido la ausencia por mucho tiempo. Al instante supe que nada de este mundo tenía importancia ni era digno de nada comparado con la ascensión.</blockquote>
<blockquote>Recuerdo cómo pasó por mi conciencia el pensamiento de que era algo parecido a estar afuera al mediodía, mirar hacia arriba, a los cielos, y reconocer que ni una estrella era visible, y entonces, de repente, ser transferido a la hora de la medianoche y ver que todo el cielo estaba lleno de puntos de luz. Porque me volví consciente de regiones del cosmos en las que no había pensado ni había concebido jamás. Y sentí un parentesco con maravillosas mentes y corazones individuales, una reunión con aquellos de quienes había sentido la ausencia por mucho tiempo. Al instante supe que nada de este mundo tenía importancia ni era digno de nada comparado con la ascensión.</blockquote>