Padre Pio/es: Difference between revisions

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<blockquote>Durante la Segunda Guerra Mundial un piloto italiano saltó de un avión en llamas. El paracaídas no se abrió pero el piloto milagrosamente cayó al suelo sin herirse, y regresó a su base con una extraña historia que contar. Mientras caía hacia el suelo, un fraile lo había tomado en sus brazos y lo había bajado suavemente a tierra. Su Oficial de Mando dijo que evidentemente el piloto estaba conmocionado, y lo envió a casa durante un tiempo.</blockquote>
<blockquote>Durante la Segunda Guerra Mundial un piloto italiano saltó de un avión en llamas. El paracaídas no se abrió pero el piloto milagrosamente cayó al suelo sin herirse, y regresó a su base con una extraña historia que contar. Mientras caía hacia el suelo, un fraile lo había tomado en sus brazos y lo había bajado suavemente a tierra. Su Oficial de Mando dijo que evidentemente el piloto estaba conmocionado, y lo envió a casa durante un tiempo.</blockquote>


<blockquote>When he told his mother the tale of his escape, she said: “That was Padre Pio. I prayed to him so hard for you.” Then she showed him a picture of the Padre. “That is the man!” said the young pilot.</blockquote>
<blockquote>Cuando le contó a su madre la historia de cómo había escapado, ella dijo: «Ese era el Padre Pío. Le recé tanto por ti». Entonces le enseñó una imagen del Padre. «¡Es él!», dijo el joven piloto.</blockquote>


<blockquote>He later went to thank the padre for his intervention. “That is not the only time I have saved you,” said Padre Pio. “At Monastir, when your plane was hit, I made it glide safely to earth.” The pilot was astounded because the event the Padre referred to had happened some time before, and there was no normal way he could have known about it.<ref>Stuard Holroyd, ''Psychic Voyages'' (London: Danbury Press, 1976), p. 44–45.</ref></blockquote>
<blockquote>He later went to thank the padre for his intervention. “That is not the only time I have saved you,” said Padre Pio. “At Monastir, when your plane was hit, I made it glide safely to earth.” The pilot was astounded because the event the Padre referred to had happened some time before, and there was no normal way he could have known about it.<ref>Stuard Holroyd, ''Psychic Voyages'' (London: Danbury Press, 1976), p. 44–45.</ref></blockquote>

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Padre Pío

El Padre Pío fue el famoso monje italiano del siglo xx que durante cincuenta años llevó en sus manos, pies y costado las heridas del Cristo crucificado, llamadas estigmas.

Su vida

Este sacerdote amable y humilde nació el 25 de mayo de 1887, con el nombre de Francesco Forgione, en una de las zonas más pobres y atrasadas del sur de Italia. A la edad de quince años entró a un monasterio de franciscanos capuchinos, y fue ordenado al sacerdocio en 1910.

Prestó servicio en el cuerpo médico durante la Primera Guerra Mundial, pero era demasiado enfermizo para poder continuar. En 1918 fue transferido al pequeño convento del siglo XVI de Nuestra Señora de Gracia, a unas a doscientas millas al este de Roma. Desde entonces jamás abandonó esa aislada zona montañosa. Sin embargo, antes de fallecer, en 1968, recibía cinco mil cartas al mes y miles de visitantes. Se había hecho popular por su piedad y sus milagros.

El Padre Pío está considerado como el primer sacerdote católico en llevar las heridas de Cristo. (San Francisco fue la primera persona en recibir los estigmas). También tenía los dones de la clarividencia, la conversión, el discernimiento de espíritus, las visiones, la bilocación, la curación y la profecía. Se dice que una vez, cuando un sacerdote polaco recién ordenado fue a verlo, el Padre Pío comentó: «Algún día serás papa». Tal como lo profetizó, ese sacerdote se convirtió en el papa Juan Pablo II.

El Padre Pío con frecuencia hablaba en visiones con Jesús, María y su ángel de la guarda. En otras ocasiones pasaba la noche luchando intensamente con el Demonio. Por la mañana encontraban al Padre con sangre y heridas así como otras señales físicas de la lucha. Muchas veces se encontraba exhausto, algunas inconsciente, y una vez sufrió huesos rotos en su cuerpo. En una ocasión las barras de hierro de la ventana estaban torcidas. Otros monjes oían a menudo el ruido de estos encuentros, aunque sólo el Padre Pío veía a los demonios.

Además de esos ataques invisibles, el Padre Pío también sufrió persecución desde el interior de la jerarquía de su amada Iglesia. Durante diez años no le fue permitido dar misa públicamente ni escuchar confesiones.

His service as a confessor

Una de las cosas por las que el Padre Pío era más conocido era su capacidad como confesor. Kenneth Woodward escribe: «La mayor parte de las energías del Padre Pío estaban dedicadas a la oración intensa, la celebración de la misa y, sobre todo, a escuchar confesiones». Gente de todo el mundo acudía en masa a su puerta para que escuchara sus confesiones. Woodward dice:

Al Padre Pío se le reconoce el don de «leer los corazones»; es decir, la capacidad de ver lo que hay en el alma de los demás y conocer sus pecados sin oír una sola palabra del penitente. A medida que creció su reputación, también lo hicieron las filas hacia su confesionario, hasta el punto de que por algún tiempo sus compañeros capuchinos expedían boletos por el privilegio de confesarse con el Padre Pío. Algunas veces, cuando un pecador no podía acudir a él, el Padre Pío acudía al pecador, se cuenta, aunque no de la manera normal.

Sin salir de su habitación, el fraile aparecía hasta en Roma para escuchar una confesión o consolar a los enfermos. Es decir, estaba dotado del poder de «bilocación», o la capacidad de estar presente en dos sitios al mismo tiempoCite error: Invalid <ref> tag; refs with no name must have content.

Algunas veces el Padre Pío trataba a los que acudían a confesarse con severidad. Uno de sus devotos escribió:

Si algunas veces es severo es porque muchas personas se acercan al confesionario con ligereza, sin dar al sacramento la verdadera importancia que tieneCite error: Invalid <ref> tag; refs with no name must have content.

Padre Pio celebrating Mass

Mucha gente que fue a escuchar al Padre Pío celebrar misa quedó transformada. El mismo devoto escribe:

Cuando la hora de la misa se acerca, todas los rostros se vuelven hacia la sacristía por la que el Padre ha de salir, pareciendo caminar con dolor sobre sus pies perforados. Sentimos que la gracia misma se nos acerca, forzándonos a doblar las rodillas. El Padre Pío no es un sacerdote corriente, sino una criatura con dolor que renueva la Pasión de Cristo con la devoción y la radiación de quien está inspirado por Dios.

Tras llegar al altar y hacer la Señal de la Cruz, el rostro del Padre queda transfigurado, y parece como una criatura que se ha unido a su Creador. Las lágrimas caen por sus mejillas y de su boca salen palabras de oración, de súplica por el perdón, de amor hacia su Señor de quien parece convertirse en una perfecta réplica. Nadie de entre los presentes nota el paso del tiempo. Le lleva aproximadamente una hora y meda el decir la misa, pero la atención de todos está fijada en cada gesto, movimiento y expresión del celebrante.

Al sonido de la palabra «Credo», pronunciada con una convicción tan enorme, se produce una gran ola de emoción entre la muchedumbre. Y el más recalcitrante de los pecadores es llevado como por una corriente, que lo lleva al confesionario y a la renuncia a su vieja forma de vidaCite error: Invalid <ref> tag; refs with no name must have content.

Miracle-worker

El escritor Stuart Holroyd cuenta algunas de las muchas historias sobre la milagrosa intercesión del Padre Pío. Él escribe:

Durante la Primera Guerra Mundial, un general italiano, tras una serie de derrotas, se encontraba a punto de suicidarse cuando un monje entró en su tienda, y dijo: «Una acción así es una estupidez», y se marchó en seguida. El general no conoció la existencia del Padre Pío hasta algún tiempo después, pero cuando visitó el monasterio, lo identificó como el monje que en un momento crucial había aparecido, salvándole la vida.

Durante la Segunda Guerra Mundial un piloto italiano saltó de un avión en llamas. El paracaídas no se abrió pero el piloto milagrosamente cayó al suelo sin herirse, y regresó a su base con una extraña historia que contar. Mientras caía hacia el suelo, un fraile lo había tomado en sus brazos y lo había bajado suavemente a tierra. Su Oficial de Mando dijo que evidentemente el piloto estaba conmocionado, y lo envió a casa durante un tiempo.

Cuando le contó a su madre la historia de cómo había escapado, ella dijo: «Ese era el Padre Pío. Le recé tanto por ti». Entonces le enseñó una imagen del Padre. «¡Es él!», dijo el joven piloto.

He later went to thank the padre for his intervention. “That is not the only time I have saved you,” said Padre Pio. “At Monastir, when your plane was hit, I made it glide safely to earth.” The pilot was astounded because the event the Padre referred to had happened some time before, and there was no normal way he could have known about it.[1]

His service today

In 1975, some seven years after his death, the ascended lady master Clara Louise told us that Padre Pio is an ascended master. Padre Pio is instrumental in assisting the Church the masters have founded in the Aquarian age. He is also renowned for his ability to answer prayers for healing. Padre Pio was officially recognized as a saint of the Catholic Church on June 16, 2002.

Sources

Mark L. Prophet and Elizabeth Clare Prophet, The Masters and Their Retreats, s.v. “Padre Pio.”

  1. Stuard Holroyd, Psychic Voyages (London: Danbury Press, 1976), p. 44–45.