Holy Communion/es: Difference between revisions
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La sangre de Jesús es su esencia espiritual o polaridad alfa, su cuerpo es su esencia de Materia o polaridad Omega; esto es el equilibrio perfecto de esa conciencia cósmica de las energías masculino-femenino del universo dentro de su templo; es un fuego sagrado, una energía demasiado poderosa para que la absorbamos de una vez, porque nuestros templos están desequilibrados. Ese desequilibrio en la energía masculino-femenina dentro de nosotros es el resultado del karma; por lo tanto, si de repente recibiéramos el impacto total de esa conciencia Crística, no podríamos contenerla. | La sangre de Jesús es su esencia espiritual o polaridad alfa, su cuerpo es su esencia de Materia o polaridad Omega; esto es el equilibrio perfecto de esa conciencia cósmica de las energías masculino-femenino del universo dentro de su templo; es un fuego sagrado, una energía demasiado poderosa para que la absorbamos de una vez, porque nuestros templos están desequilibrados. Ese desequilibrio en la energía masculino-femenina dentro de nosotros es el resultado del karma; por lo tanto, si de repente recibiéramos el impacto total de esa conciencia Crística, no podríamos contenerla. | ||
Así que el gran maestro, el gran Salvador de nuestro propio camino, nos transfiere porción por porción o, como se dice, bendición por bendición, o [[Special:MyLanguage/initiation|iniciación]] por iniciación, el impulso de su logro, su luz. Vino a la Tierra para que nos convirtiéramos en él mismo. | |||
== Communion with the ascended masters == | == Communion with the ascended masters == |
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El sacramento de la Sagrada Comunión fue instituido por Jesús en la Última Cena, en la que Cristo y sus apóstoles estaban celebrando la fiesta de los panes sin levadura o Pascua. [1]
Orígenes
La bendición del pan y el vino es una antigua tradición judía que conmemora el Sabbath y otros días sagrados. Es un ritual que se remonta incluso a Melquisedec, quien "sacó pan y vino" cuando bendijo a Abraham. [2] Los viernes por la noche, al comienzo del sábado judío, se pronuncia una bendición ceremonial primero sobre el vino y luego sobre dos hogazas de pan, que simbolizan la doble porción de maná que cayó en el desierto en el sexto día.[3]
Jesús, en la Última Cena...
... tomó el pan y, después de dar gracias, lo partió y dijo: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria mía”. De la misma manera, tomó la copa, después de haber cenado, y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto de mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis en memoria mía”[4]
Como se registra en Juan 6, Jesús también había advertido anteriormente:
En verdad os digo: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy ese pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron. Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que quien coma de él no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo: si alguno come de este pan, vivirá para siempre, y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo... Si no coméis la carne del hijo del hombre y bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna...
Significado espiritual
En su sentido literal, esta es una declaración muy perturbadora. Pero, en lo espiritual, entendemos el punto del verdadero maestro o Gurú, quien encarna el Espíritu-Materia, Alfa-Omega, él es el equilibrio de las fuerzas cósmicas. En la última comida con sus discípulos, o chelas, Jesús está instituyendo una ceremonia de comunión que utilizará durante los próximos dos mil años para transferir su cuerpo y su sangre a aquellos que estén dispuestos a participar de su ser.
La sangre de Jesús es su esencia espiritual o polaridad alfa, su cuerpo es su esencia de Materia o polaridad Omega; esto es el equilibrio perfecto de esa conciencia cósmica de las energías masculino-femenino del universo dentro de su templo; es un fuego sagrado, una energía demasiado poderosa para que la absorbamos de una vez, porque nuestros templos están desequilibrados. Ese desequilibrio en la energía masculino-femenina dentro de nosotros es el resultado del karma; por lo tanto, si de repente recibiéramos el impacto total de esa conciencia Crística, no podríamos contenerla.
Así que el gran maestro, el gran Salvador de nuestro propio camino, nos transfiere porción por porción o, como se dice, bendición por bendición, o iniciación por iniciación, el impulso de su logro, su luz. Vino a la Tierra para que nos convirtiéramos en él mismo.
Communion with the ascended masters
Our partaking of Holy Communion (in any Christian church) is our acceptance of God’s gift of Sonship and our commitment to go out no more from the house of the Father and the Son. Each time we celebrate the Lord’s Body and his Blood, we must go forth from the altar witnessing to his Spirit by our words and our works. Each time we accept the bread and the wine, believing it is, by transubstantiation, the Body and Blood of Christ, we imbibe the flame of our Christhood increment by increment, piece by piece, drop by drop.
The “flesh and blood” of the Universal Christ is the essence of His Spirit and His Word celebrated by Keepers of the Flame who “have the testimony of Jesus”[5] in the LORD’s Communion through the dictations of Jesus and the Servant Sons in heaven, the ascended masters. Our cup is the Messenger, our wine is the initiation of the Light outpoured by the Holy Spirit, our Bread is the Living Word. “I AM Alpha and Omega, the beginning and the ending”[6] is the true mystic’s mantra of Communion as he partakes of the Body (the Omega) and Blood (the Alpha) of his LORD.
See also
Sources
Pearls of Wisdom, vol. 28, no. 28.
Elizabeth Clare Prophet, October 27, 1978.
Elizabeth Clare Prophet, The Astrology of the Four Horsemen, chapter 28.