Gráfica de tu Yo Divino

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The Chart of Your Divine Self

Hay tres figuras representadas en la gráfica de tu Yo Divino. Nos referimos a ellas como las figuras superior, media e inferior. Las tres se corresponden con la Trinidad cristiana: la superior corresponde al Padre, que está unido a la Madre; la media, al Hijo; y la inferior, al templo del Espíritu Santo.

La figura superior

Nos dirigimos a nuestro Dios Padre-Madre llamándolo la Presencia YO SOY. Es el YO SOY EL QUE YO SOY, que Dios reveló a Moisés y que está individualizado para todo hijo e hija de Dios. La Presencia yo soy está rodeada de siete esferas concéntricas de luz del arco iris. Éstas componen el Cuerpo Causal, la morada de la Presencia YO SOY. En budismo se denomina el Darmakaya: el cuerpo del Legislador (la Presencia YO SOY) y la Ley (el Cuerpo Causal).

Las esferas del Cuerpo Causal son planos sucesivos de la conciencia de Dios que componen nuestro mundo celestial. Hay «muchas mansiones» en la casa de nuestro Padre, en donde almacenamos nuestros «tesoros en el cielo». Nuestros tesoros son nuestras palabras y obras dignas del Creador, nuestros pensamientos y sentimientos contructivos, nuestros éxitos en favor de lo justo y las virtudes que hayamos encarnado para gloria de Dios. Cuando juiciosamente ejercemos nuestro libre albedrío para usar a diario las energías de Dios con amor y en armonía, estas energías ascienden automáticamente a nuestro Cuerpo Causal. Son «talentos» añadidos a nuestra alma que podemos multiplicar al hacer buen uso de ellos vida tras vida.

La figura media

La figura media de la gráfica representa al «Unigénito» del Dios Padre-Madre, el Cristo Universal. Él es nuestro mediador personal y el Abogado de nuestra alma ante Dios. Él es nuestro Yo Superior, a quien nos dirigimos de forma correcta llamándolo nuestro Holy Christ Self|Santo Ser Crístico. Juan habló de esta presencia individualizada del Hijo de Dios al referirse a «la verdadera Luz, que alumbra a todo hombre que viene al mundo». Él es nuestro maestro interior, nuestro esposo divino, nuestro mejor amigo y con mayor frecuencia se le reconoce como el ángel de la guarda. Te acompaña en todo momento del día y de la noche. Acércate a él, él se acercará a ti.

La figura inferior

La figura inferior de la gráfica es una representación de nosotros mismos como discípulos en el sendero hacia la reunión con Dios. Es nuestra alma evolucionando a través de los planos de la materia utilizando los vehículos de los cuatro cuerpos inferiores para saldar karma y realizar su plan divino. Los cuatro cuerpos inferiores son el etérico, o de la memoria; el cuerpo mental; el cuerpo de los deseos, o emocional; y el cuerpo físico.

La figura inferior está rodeada de un tubo de luz, que es proyectado desde el corazón de la Presencia YO SOY en respuesta a nuestro llamado. Es un cilindro de luz blanca que mantiene un campo energético de protección durante las veinticuatro horas del día, siempre y cuando mantengamos la armonía en pensamiento, sentimiento, palabra y obra.

Sellada en la cámara secreta de nuestro corazón está la llama trina de la Vida. Es nuestra chispa divina, el don de vida, conciencia y libre albedrío de nuestra amada Presencia yo soy. Por medio del amor, la sabiduría y el poder de la Divinidad afianzados en la llama trina, nuestra alma puede cumplir con su razón de ser en la Tierra. También denominada llama crística y llama de libertad, o flor de lis, la llama trina es la chispa de la Divinidad del alma, su potencial para alcanzar la Cristeidad.

La figura inferior representa al hijo del hombre, o niño de la Luz, evolucionando debajo de su propio «Árbol de la Vida». Esta figura corresponde al Espíritu Santo, puesto que el alma y los cuatro cuerpos inferiores están destinados a ser el templo del Espíritu Santo. La llama violeta, el fuego espiritual del Espíritu Santo, envuelve al alma a la vez que la purifica. Así es como deberíamos vernos, de pie en la llama violeta. Podemos invocar la llama violeta diariamente en el nombre de nuestra Presencia yo soy y Santo Ser Crístico para purificar los cuatro cuerpos inferiores y consumir los pensamientos, sentimientos y el karma negativos en preparación para el ritual del matrimonio alquímico: la unión de nuestra alma con el Amado, nuestro Santo Ser Crístico.

El cordón cristalino

Artículo principal: Cordón cristalino

El cordón de plata (o cristalino) es la corriente de vida, que desciende desde el corazón de la Presencia YO SOY, a través del Santo Ser Crístico para nutrir y sostener (por medio de los siete chakras y de la cámara secreta del corazón) al alma y a sus cuatro cuerpos inferiores. Es por este cordón «umbilical» que la luz de la Presencia fluye, entrando en el ser humano por el chakra de la coronilla y dando ímpetu para el latido de la llama trina que está en la cámara secreta del corazón.

Por encima de la cabeza del Cristo, se muestra la paloma del Espíritu Santo que desciende con la bendición del Dios Padre-Madre. Cuando nuestra alma haya logrado el matrimonio alquímico, estará lista para el bautismo del Espíritu Santo. Y podrá oír al Dios Padre-Madre pronunciar la aprobación: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complancencia»[1].

La evolución del alma

Cuando nuestra alma concluye una vida en la Tierra, la Presencia YO SOY retira el cordón cristalino, por lo cual la llama trina regresa al corazón de nuestro Santo Ser Crístico. Nuestra alma, vestida con su atavío etérico, gravita hacia el nivel más alto de conciencia que ha alcanzado en todas sus encarnaciones pasadas. Entre una y otra encarnación aprende en los retiros etéricos hasta su última encarnación, en que la gran ley decreta que debe volver a la Gran Fuente Divina para no salir nunca más.

Nuestra alma es el aspecto no permanente de nuestro ser, que podemos convertir en permanente a través del proceso de la ascensión. Mediante este proceso nuestra alma salda su karma, se une al Santo Ser Crístico, realiza su plan divino y regresa al fin a la Presencia viva del yo soy el que yo soy. Así los ciclos de su recorrido por el cosmos material se completan. Al lograr la unión con Dios, el alma se ha converido en la incorruptible, un átomo permanente en el Cuerpo de Dios. La Gráfica de tu Yo Divino es por tanto un diagrama de nosotros mismos: pasado, presente y futuro.

Notas

  1. Mateo 3:17.