Día de El Morya

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El día cuatro de cada mes celebramos el día de El Morya. En este período de 24 horas, de la medianoche a la siguiente medianoche, damos nuestras devociones a El Morya. El maestro ha dicho:

Estoy dispuesto a colocarme en cualquier ciudad a la que me llamen y donde haya un quórum de corazones, que no tenga en cuenta la cantidad, sino la calidad del corazón. Sin embargo, debe haber por lo menos dos o tres que se ofrezcan.

Durante esta vigilia de 24 horas, únanse a los Guardianes de la Llama locales para maximizar sus llamados. Utilicen la grabación de decretos de El Morya, Señor del Primer Rayo, así como el Ritual 3 del Ashram: Ritual Sagrado para armonizarse con la sagrada Voluntad de Dios y la grabación del rosario que celebra los Misterios gozosos del primer rayo. El Maha Chohan solicita que demos el Rosario de la Entrega una vez al mes durante el día de El Morya. Pongan un dictado de El Morya durante la vigilia.

Un testimonio de la intercesión de El Morya

Los Guardianes de la Llama en Nueva York escribieron un testimonio de la intercesión de El Morya en su ciudad en 1993:

La muerte violenta se toma unas vacaciones en la ciudad de Nueva York
Felicitaciones de El Morya y sus Chelas

Fue «sin precedentes», informó el periódico New York Newsday en su artículo: «La muerte violenta se toma unas vacaciones», que apareció en la edición del sábado 6 de febrero de 1993. Entre las 7:00 a. m. del jueves 4 de febrero y las 7:00 a. m. del viernes 5 de febrero de 1993, la policía de la ciudad de Nueva York no recibió información sobre delitos importantes. La ciudad tuvo un descanso de 24 horas de asesinatos, violencia y caos.

El redactor del Newsday, Wendell Jamieson, escribió:

El caos se tomó unas vacaciones de 24 horas esta semana.

En una calma sin precedentes de asesinatos, violencia y caos, no se informaron delitos importantes a la policía entre las 7 a. m. del jueves y las 7 a. m. de ayer.

En una ciudad con cinco o seis homicidios diarios, el hecho de que los 7 millones trescientos mil neoyorquinos al parecer sobrevivieran ilesos un día y una noche sorprendió al menos a un policía veterano.

«Esto es muy poco frecuente durante un período de 24 horas», dijo el detective Joseph McConville, un portavoz que registra la cantidad de muertes y destrucción de la ciudad para los medios de comunicación. «No sé por qué todos fueron buenos. No recuerdo haber visto esto en 25 años».

Todas las mañanas, la unidad de operaciones del Departamento de Policía de la ciudad publica un listado de los casos principales, en el que enumera todos los delitos graves de las últimas 24 horas. La lista, que a menudo ocupa dos páginas, proporciona los detalles básicos de homicidios, tiroteos graves, apuñalamientos con amenazas de vida, robos a bancos, incendios fatales, suspensiones de empleados del Departamento de Policía y otras irregularidades.

La hoja de ayer, número 35 de 1993, decía solamente: «SIN INCIDENTES PARA INFORMAR».

Eso dejó a los representantes de la policía en la oficina de información pública del departamento sin mucho trabajo que hacer. La hora exacta en que se rompió el hechizo de silencio se dará a conocer cuando se publique hoy la próxima lista de casos principales.

McConville solo tenía una razón posible para la falta de delitos durante todo el día y teorizaba: «Tal vez todos encontraron la religión».

Para la Guardiana de la Llama que escuchó por primera vez esta estadística de crímenes en el canal 11 de noticias el sábado por la noche, no había ningún misterio en la razón de lo que había sucedido. Ella sabía quién había sido el visitante más Ilustre de Nueva York el día 4 de febrero, nuestro amado El Moyra, quien había cumplido su promesa de seguir los pasos de Omri-Tas.

En su dictado del 13 de diciembre de 1992, El Morya había anunciado a los Guardianes de la Llama:

Quiero... hablaros, entonces, acerca de mi deseo de salvar las ciudades. Escuchasteis mi dictado desde Nueva York, [el 4 de octubre de 1992] en el que afirmé que colocaría mi Presencia Electrónica allí, por toda esa ciudad, durante treinta y tres días para que los Guardianes de la Llama en el área metropolitana pudieran darme sus llamados perpetuos y pudiéramos ver si puedo quedarme en aquella ciudad.

Bueno, amados, estos Guardianes de la Llama en la gran área metropolitana se unieron y realizaron un poderoso servicio. Y durante este período, también establecieron su propio foco para su Centro de Enseñanza, con el fin de que la Mensajera pudiera volver a ingresar a la ciudad. Sí, realizaron un excelente servicio de decretos, pero no tienen la cantidad suficiente. De hecho, no son suficientes para retenerme allí todos los días del año.

Por lo tanto, hice mi compromiso con ellos, y lo hago en el día de hoy, de que estaré en Nueva York el día cuatro de cada mes y vendré después del amado Omri-Tas. Así, veremos en qué puedo trabajar para esa ciudad con los Guardianes de la Llama de la zona. [Cuento con ellos, con todos y cada uno, para mantener una vigilia gloriosa cada día cuatro. ¿No os uniréis a ellos y a mí?]

También os hice saber en ese momento, amados, que [colocaría mi Presencia en cualquier ciudad] si un grupo de chelas se dedicara a mí y diese mis decretos [del rayo azul que están grabados] en las cuatro cintas de El Morya y cantara mis canciones como un rosario....

Por lo tanto, recordad, dondequiera que estéis, donde sea que esté vuestra ciudad o aldea, donde sea que esté vuestro grupo de Guardianes de la Llama, si me solicitáis, si me pedís que coloque mi Presencia Electrónica con vosotros, estaré allí, permaneceré y me quedaré, según la cantidad que haya y de acuerdo con la luz que invoquéis....

I can place my Electronic Presence in every town. And when I do so, I place that Electronic Presence over and over and over again so that you may see literally ten thousand or ten million Moryas standing in the territory, the city limits, and holding the flame [of the will of God for that town and the Lightbearers in it].[1]

In answer to this tremendous dispensation, we the students of El Morya in the New York City Community Teaching Center rallied to celebrate the Master’s coming. Besides dedicating the third of each month to Omri-Tas’ Violet Flame Day, we now also dedicate the fourth of each month to a vigil of prayers, decrees, songs and rosaries to our beloved El Morya.

The alchemy for the February 4 miracle really began at 12:00 a.m. Wednesday, February 3, when Keepers of the Flame began arriving in shifts to keep the Omri-Tas vigil at our new center. The violet flame decrees and songs continued unceasing throughout the next 24 hours.

At 12:00 a.m. on the fourth, the El Morya vigil began. The several Keepers who were present decreed and sang with the four El Morya tapes and the Hail to the Chief! song cassette. They offered specific invocations for the clearing of the city and also gave Archangel Michael’s Rosary. By 6:00 a.m. reinforcements arrived. Some who could not come to the center decreed in their homes.

During the day, local Keepers continued to arrive and join in the devotions to the will of God. Considerable numbers came in the evening for a special service from 7:00 p.m. to midnight—this in spite of the fact that many had to travel long distances on subways notorious for their danger. This finale of fiery decrees was our closing statement to El Morya of our trust in his power to save the city and rescue the Lightbearers.

We the Keepers of the Flame of New York are so very grateful in our hearts for the tangible expression of his presence: February 4, 1993, is a day we will always remember. Not only did we feel El Morya’s presence in the city, but many of us felt his direct intercession in our personal lives.

With beloved El Morya, we wish to encourage Keepers throughout the world to band together for the saving of the cities. As our beloved Master said in his December 13 dictation:

[If there are not enough numbers in your town to keep me there full-time,] I may be able to come to you one day a month. I will report back to you if you will write to the Messenger and keep her posted as to what [decrees] you are doing, what is happening in your city [with outreach] and who is decreeing.

Take me up on this, beloved ones. For I know that the cities must be saved if the nations are to be saved, for what are the nations without cities?

See also

Omri-Tas and Saint Germain’s Day

Sources

Elizabeth Clare Prophet, letter, April 26, 1993.

Holy Days Calendar 1994.

“I AM the Witness,” Pearls of Wisdom, vol. 36, no. 5, January 31, 1993.

  1. Pearls of Wisdom, vol. 35, no. 68.