Virgo y Pelleur

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Virgo y Pelleur son los directores del elemento tierra. Son la madre y el padre de la tierra y los gnomos. Trabajan con los jerarcas de Libra, Escorpión y Sagitario para enseñar a la humanidad la maestría de sus cuerpos físicos; y con los jerarcas de Capricornio, Tauro y Virgo para enseñarle la maestría del elemento tierra.

Virgo y Pelleur son seres cósmicos que gobiernan desde el sol de presión constante del centro de la Tierra y dirigen los rayos de su cuerpo causal a través del elemento tierra. Durante las tres primeras eras de oro este elemento era transparente, puro como el cristal y con rayos iridiscentes, pero tras el descenso de la conciencia de la humanidad hacia la dualidad, el elemento tierra asumió la densidad de la conciencia de los hombres, igual que el agua y el aire.

Las cargas que tiene la vida elemental

En 1980 Virgo y Pelleur nos dijeron que «hay miles y miles de millones de gnomos que cuidan de los ciclos de la Tierra en las cuatro estaciones, purificando el planeta de los venenos y agentes contaminantes que son tan peligrosos para el cuerpo físico de las personas, los animales y las plantas». Hablaron con gran preocupación de las cargas que tiene la vida elemental y la necesidad de la llama violeta para evitar los cambios terrestres: «En épocas del pasado, cuando la discordia, la muerte y la enfermedad creada por la humanidad han alcanzado proporciones mayores de lo que los elementales han podido soportar, la propia Naturaleza se ha agitado violetamente», como lo hizo cuando «la vida elemental desató las fuentes de las profundidades, provocando el gran diluvio que fue causa del hundimiento de la Atlántida y el diluvio de Noé

A menos que se produzca una gran intensificación en la saturación del cuerpo terrestre con la llama violeta mediante la multiplicación de los llamados de los Guardianes de la Llama, en esta década habrá trastornos planetarios, cambios en las condiciones climáticas y terremotos que provocarán una gran pérdida de vidas humanas así como cambios permanentes en la superficie geográfica de la tierra[1].

Hemos visto cómo algo de esto ya ha ocurrido, y Saint Germain ha dicho que la cantidad de llama violeta invocada por las evoluciones del planeta no ha bastado para transmutar completamente el karma. Cuando la gente no produce la luz de la llama violeta, entonces la Naturaleza es la que debe efectuar la transmutación. La transmutación por parte de la Naturaleza de las cargas del karma planetario que resultan imposibles de soportar es el cataclismo. Por eso hemos visto importantes cataclismos al final de las eras.

Los gnomos y el servicio

Virgo y Pelleur han descrito a los gnomos y el servicio que prestan:

Los seres a los que llamáis gnomos, cuya imagen ha sido empequeñecida en la historia de Blancanieves y los siete enanitos así como en otros cuentos, tienen un tamaño que va desde las tres pulgadas de los elfos que juegan en las hierbas, los enanos de tres pies, hasta las jerarquías de las montañas que asisten al Gran Salón del Rey y la Reina de la Montaña, que Grieg vislumbró y representó en su tributo musical a los gnomos especiales de Noruega y los escandinavos.[2]

En el reino elemental de la tierra hay gigantes. Se trata de seres poderosos que manejan el fuego del átomo y de la molécula y que guardan el equilibrio de los continentes mediante los cataclismos, las inundaciones y los incendios. Los Elohim crearon esta evolución con el fin de sostener la plataforma para el gran experimento del libre albedrío que Dios ordenó para sus hijos, a quienes envió a los sistemas planetarios para que fructificaran en la conciencia Crística y que multiplicaran la manifestación de Dios en su progenie y en las obras de sus manos.

Del mismo modo que los gnomos representan el Espíritu Santo y son transmisores del amor del Consolador mediante la belleza y el cuidado a los niños de Dios por parte de la naturaleza, existen otros elementales que representan el cargo del Padre, el Hijo y la Madre. Así, incluso en los reinos inferiores de los cuerpos planetarios hay representantes de las cuatro fuerzas cósmicas que vieron Ezequiel y San Juan.[3]

Los poderosos gnomos, dulces y misericordiosos, son el arquetipo en la naturaleza del buey que trilla el maíz,[4] el gran portador de la carga del karma de la humanidad. Sacrificándose a sí mismos, incluso niegan su realización evolutiva para que el hombre, como la manifestación más elevada de Dios, pueda continuar teniendo la oportunidad de demostrar la ley de la gracia y entrar en el rito de la primavera, con el verdadero espíritu de la llama de la resurrección[5].

A gnome assigned to each Keeper of the Flame

En 1991 Pelleur dijo:

Existe cierta clase de gnomos que hoy han venido conmigo y que… están familiarizados con la humanidad, sus caminos y sus actos. Han sido enseñados especialmente para formar parte de las actividades de esta comunidad. Han sido preparados para separarse de nuestros grupos y unir fuerzas con los Guardianes de la Llama que consideren factible comprometerse hoy a apartar aun sólo diez minutos de las veinticuatro horas del día para hacer fíats específicos por los elementales.

Por tanto, os es asignado un gnomo, a cada uno de vosotros, como experimento. Este gnomo será como un ayudante. Este gnomo obedecerá las instrucciones que le deis y también os comunicará indicaciones mías y de la amada Virgo como instrucciones sobre lo que se necesita realizar en el planeta para la continuidad de la existencia terrestre. Estos gnomos os ayudarán a medida que hagáis los llamados de llama violeta por los seres del fuego, el aire, el agua y la tierra, y llamarán a otros elementales a los que enseñarán a decretar y a invocar la llama violeta.

Hasta que los gnomos y los elementales no sean dotados de una llama trina por parte de su Señor y Salvador Jesucristo, deberán invocar bajo el patrocinio y el manto de vuestra Cristeidad individual, vuestra llama trina individual. Por tanto, resulta igual de beneficioso para el gnomo que lo recibáis como resulta beneficioso para vosotros que el gnomo os reciba. Es un pacto mutuo, si queréis[6].

Pelleur y Virgo son conocidos como el Padre Tierra y la Madre Tierra. Virgo también es conocida algunas veces como Prosperina.

Véase también

Elementales

Notas

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 2, “Virgo y Pelleur”.

  1. Virgo y Pelleur, Perlas de Sabiduría, vol. 23, núm. 14, 6 de abril de 1980.
  2. Edvard Grieg, “En la gruta del rey de la montaña”, de Peer Gynt.
  3. Ezequiel 1; 10; Apocalipsis 4.
  4. Deuteronomio 25:4; 1 Corintios 9:9; 1 Timoteo 5:18.
  5. Virgo y Pelleur, Perlas de Sabiduría, vol. 23, núm. 14, 6 de abril de 1980.
  6. Virgo y Pelleur, “A Desperate Plea: Invoke the Violet Flame on Behalf of the Elementals (Una súplica desesperada: invocad la llama violeta por los elementales)”, Perlas de Sabiduría, vol. 34, núm. 42, 1 de septiembre de 1991.