Ludwig van Beethoven

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Ludwig van Beethoven, portrait by Karl Joseph Stieler (1820)

Ludwig van Beethoven is recognized as one of the greatest composers who ever lived.

He was born in Bonn, Germany, December 16, 1770, died in Vienna, Austria, February 26, 1827. He had a very difficult childhood with a father who was an alcoholic. He had no friends save his mother. His father beat him and made him practice by the hour, not only that he would be another Mozart, but that he could provide him with drink and lots of money.

He composed many of his finest works after he had become almost totally deaf.

Él era un chela del Gran Director Divino, y sirvió en la línea doce del reloj cósmico.

The soul of Beethoven

Beethoven’s soul expresses the intensity of the initiate. So many times the initiate is not fully aware of the levels of initiation. Beethoven did not have anything but his music and his own inner attunement with God as an explanation as to why he was facing such tests in life. As we study his life, we can learn something about our own lessons.

Beethoven escribió:

Con la mayor frecuencia dirijo la mirada hacia arriba, pero en nuestro propio beneficio y en beneficio de otros a veces nos vemos obligados a volver nuestra atención a asuntos inferiores. Esto también forma parte del destino humano.[1]

El hombre justo debe ser capaz también de sufrir injusticias sin desviarse en absoluto del camino correcto.[2]

No hay nada más intolerable que tener que admitir para nosotros mismos nuestros errores.[3]

Ni la perversión ni la pasión son mi maldad. Mi crimen es la juventud. No soy malo, realmente no soy malo, aun cuando la furia surge a menudo a través de mi corazón; aun así es un buen corazón. Hacer el bien siempre que podamos, amar la libertad por sobre todas las cosas y no negar la verdad nunca. [4]

Beethoven sabía que era un hijo de Dios, pero no necesariamente podía explicar el arrebato del fuego blanco que lo atravesaba ordenándole su música y de hecho consumiendo sustancia, o quizá manifestando justificada indignación por injusticias externas. Dice, así, que su filosofía es

Es mi sincero deseo que sea lo que sea que se diga de mí en adelante se atenga firmemente a la verdad en todas formas, independientemente de quién se vea afectado al hacerlo, yo incluido.[5]

El destino toca a la puerta.[6]

I will grapple with Fate [karma]; it shall not quite bear me down. O, it is lovely to live life a thousand times.[7]

Si es posible, desafiaré al destino, aunque habrá momentos en mi vida en que seré la más miserable de las criaturas de Dios.[8]

La Sinfonía Pastoral. El que haya tenido alguna noción de la vida en el campo puede imaginar, sin muchas palabras descriptivas, cuál fue la intención del compositor. Aun sin una descripción con palabras, es fácil reconocer todo el asunto, que es más una expresión de sentimientos que una pintura en matices.[9]

Qué feliz soy de poder deambular entre los arbustos y las plantas, bajo los árboles y sobre las piedras. No hay nadie que ame el campo como yo. Bosques, árboles y rocas devuelven el eco de lo que el hombre más desea.[10]

Beethoven nos da este extraordinaria sintonía con el Espíritu Santo en la naturaleza, que transfiere a sus sinfonías. Hemos así oído al hijo de Dios con la ira de Dios en su corazón y su determinación de hacer frente a su karma, su sentido de justicia y que, aun cuando tenemos a la injusticia encima, de todos modos debemos aferrarnos a la justicia y amarla; todos éstos son atributos de un iniciado en el sendero.

Muchas palabras vigorosas y desconsideradas salen de mi boca y por eso la gente me considera un loco.[11]

Aun así espero traer algunas grandes obras al mundo y luego, como un niño viejo, terminar mi carrera terrena en alguno sitio entre gente buena.[12]

Pero qué humillación cuando alguien que estaba parado junto a mí escuchó una flauta a la distancia y yo no oí nada, o cuando alguien escuchó el canto del pastor y otra vez yo no oí nada.[13]

Beethoven estaba sordo y creó estas obras magníficas a través del oído interno, extraordinaria manifestación de lo que parece ser un impedimento humano y sin embargo el Señor decretó que Beethoven escucharía el sonido puro y no tendría ninguna interferencia de sonidos externos en ese oído interno.

Estos episodios casi me orillaron a la desesperación. Un poco más y le hubiera puesto fin a mi vida. Lo único que me detuvo fue mi arte.[14]

Su arte era su dharma, la devoción al dharma no le permitiría caer en la desesperación de no oír con el oído externo.

Ah, me pareció imposible dejar el mundo sin haber producido todo lo que sentía en mí que tenía que producir;...[15]

Este es un deseo legítimo. Era Dios en él deseando dar la plenitud de sí mismo a través de esa vida. Y ni toda la adversidad ni el encuentro con el karma ni las iniciaciones podrían alterar ese deseo por su amor a Dios en el dharma y por ser uno con su deseo de producir. En otras palabras, en emitir todo lo de Dios que estaba en él.

Así que condoné esta vida miserable, en verdad miserable en un cuerpo tan sensible que un cambio en la velocidad de algo puede alterar mi estado de uno muy bueno a uno muy malo. Paciencia, ésa es la palabra. A ésta es a la que debo tomar como guía. Y es lo que he hecho. Espero que sea duradera mi decisión de aguantar hasta que le plazca al Parcae[16] inexorable cortar el hilo. Quizá las cosas vayan mejor, quizá no. Estoy preparado, ya a mis veintiocho años, obligado [por el impedimento de la sordera] a convertirme en filósofo. No es fácil para un artista, mucho más difícil que para cualquiera. Oh Dios, Tú ves mi interior. Tú lo conoces. Tú sabes que el amor a los hombres y la inclinación a la beneficencia moran ahí. Oh, mis congéneres, cuando más tarde leáis esto, pensad que me juzgasteis mal, y el desafortunado que se consuele encontrando un compañero de infortunio, que a pesar de todos los obstáculos naturales ha hecho todo lo que está en su poder para ocupar un sitio entre los buenos artistas y los hombres de bien.[17]

¿Acaso no es esto todo lo que Dios pide de nosotros? Hacer frente a todos los obstáculos naturales que se presentan en nuestra vida, cualesquiera que sean, y no ahogarnos en las lágrimas de la autocompasión o el sentido de injusticia por lo que Dios nos ha dado, sino hacer todo lo que esté en nuestro poder para ocupar un sitio entre los buenos artistas, los maestros ascendidos, y los hombres de bien, sus chelas.

Handwritten page from Beethoven’s Ninth Symphony

The “Ode to Joy”

Four days later, Beethoven wrote:

Me voy de tu lado, triste partida. Sí, la entrañable esperanza que traje conmigo de curarme cuando menos en parte debe abandonarme por completo. Como las hojas del otoño que caen marchitas, esta esperanza se marchitó para mí. Me voy casi como vine. Aun el noble valor que con frecuencia me animó en los hermosos días del verano se ha desvanecido. ¡Oh, Providencia, deja que cuando menos una vez tenga un día de pura alegría! Ya hace mucho que la resonancia interna de la pura alegría se tornó extraña para mí. ¿Oh, cuándo, oh cuándo, oh Dios, podré en el templo de la naturaleza y de la humanidad sentirla de nuevo? ¿Nunca? ¡Ah, eso sería tan cruel![18]

Escribió esas palabras mientras escribía su magnífica obra la “Oda a la Alegría”. Era un poema de Friedrich Schiller al que le puso música; su nombre original era “Oda a la Libertad”. Por motivos políticos, Schiller no empleó la palabra “libertad” y la sustituyó por “alegría”. El poema y la música juntos, si la palabra libertad se hubiera incluido, habrían incitado a la gente a derrocar política o económicamente a sus soberanos absolutos.

Beethoven entendió esto, aunque envió el mensaje de la libertad del alma con la oda a la alegría, y para él el poema era una expresión de libertad espiritual. Significaba la emancipación del alma, la liberación del espíritu de toda limitación física y material. Significaba la libertad de deambular a voluntad por los reinos espirituales superiores, de entrar en contacto con los seres celestiales que habitan esos reinos. Para él significaba la libertad de interactuar con los inmortales, los maestros ascendidos, y de escuchar la gloriosa música de las esferas.

Cuando recibió su extraordinaria “Oda a la Alegría”, esos versos dedicados a la libertad, escribió estas palabras acerca de su depresión: “¡Ah, si pudiera por un instante recuperar esa alegría!”, estaba pasando por la iniciación de tener que balancear en su ser el antiarte, o el Anticristo de esa libertad y de esa alegría.

A través de él fluía la matriz de la liberación de un alma que será tocada en la tierra y anclará la música de las esferas. Para poder recibir dicha matriz, para calificar para ocupar el lugar de un chela, se vería obligado a contener esa depresión y no a verse sometido a ella, a no arrojar sus papeles, a no arrojar sus partituras y decir: “No puedo hacerlo. Estoy demasiado deprimido, lo haré otro día.” Y si hubiera dejado pasar un día y un día más y otro día más tal vez no habría vuelto a escuchar jamás la “Oda a la alegría” y la música de las esferas, porque se habría rendido a un maestro más poderoso, el maestro cuyo nombre es depresión y desaliento.

Discouragement, depression, and the forces of confusion are anti-freedom,and as a conglomerate of energy and consciousness, they are condemnation. And that condemnation is the opposition to the release of the stupendous power of God on the twelve o’clock line by the hierarch of that line, the Great Divine Director.

The nine symphonies

Saint Germain has said that no greater music of freedom has ever been written than the nine symphonies of Beethoven. These symphonies contain the power of the three-times-three, the action of the Trinity multiplied by power of three. The nine symphonies are degrees of initiation. There are nine degrees of initiations on the path of the ruby ray, and these degrees of initiations are lowered by frequency, vibration, sound, and then ultimately by God consciousness.

On April 22, 1979, Cyclopea spoke of “the symphony of the elementals, set forth by the hand of nine of the Elohim who delivered to Beethoven the nine symphonies of life. Will you not hear within them the power of the three-times-three, the threefold flame in the heart of the angels, in the heart of the sons and daughters of God, now waiting to be delivered into the heart of the beings of the elements?”

The importance of playing the symphonies

A number of ascended masters have spoken of the importance of having the nine symphonies playing in our homes.

Arcángel Miguel:

Quiero recordaros que para la protección del alma misma de los individuos es necesario que haya en vuestra casa un aparato para tocar perpetuamente la música de Beethoven. Es en las nueve sinfonías donde encontraréis el poder del tres por tres para neutralizar el ritmo del rock que se toca continuamente en este planeta, ganando moméntum en las líneas aéreas, desde satélites, a través de la televisión y el radio, en los sistemas de estéreo, en los audífonos, vibrando hasta la médula de los huesos de las personas a medida que nuevas formas más perfeccionadas de tecnología permiten que estos sonidos resuenen en el meollo mismo de la célula.

Benditos corazones, yo os digo que así es. Hasta el núcleo de la célula, que ha estado sellado con un cierto sello de la llama que hay en él, es ahora penetrado por ese sonido. Y así, como veis, ahí donde estéis, dondequiera que estéis sobre el planeta, aun cuando el oído no esté cerca del ritmo del rock, lo más probable es que se esté tocando y atravesando vuestro cuerpo mediante las ondas y las corrientes de la tierra.

Por eso os digo que la música de Beethoven, cuando la tocáis continuamente de la primera a la novena sinfonías, tiene un moméntum que no se detiene. Y si se puede tocar en vuestro hogar, y si podéis recordar tenerla en vuestro automóvil, veréis cómo hace su trabajo de transmutación a su manera y contribuye a vuestra salud y la refuerza.

Es como estar tocando decretos. Forma una matriz de luz, un ritmo y un sonido que contrarresta todo lo discordante en los mismos niveles de tasa y frecuencia vibratorias en la tierra; pues la música que viaja de hecho se apodera del área asignada por los Elohim de Dios para guardar la armonía mediante el sonido.[19]

Lady Master Venus:

Let there be the restoration of music in every home, and let the classics build the inner code of life. Let it re-create the DNA chain. And by the power of the nine symphonies of Beethoven and much that should be known in the cell level of every lifestream, let the portals of Venus open once again.[20]

Helios:

You have heard the “Victory Symphony” and I tell you that victory, beloved, is the fanfare of our presence. And this music has been given to Beethoven by ourselves that you might have the spirit of victory in sound.

I say, play it and play it again and play it every day until you have victory in every way in your personhood, in your church, in this nation and in this planet. And play it, beloved, in this court when you shout your fiats of the judgment, that victory might come shining through. And see that victory descending as a mighty V that parts all darkness, which can no longer coagulate—no, beloved!

Let the full power of the “Victory Symphony” descend into your very midst and let it be the power of that music which does amplify the sounding of your word and the sounding of our light in your heart![21]

Sanat Kumara:

The great symphonies, the works of Beethoven, Mahler and many others—play these also perpetually in your homes, for they are upholding a certain level of vibration of molecules, of atoms and of the earth.[22]

Mighty Victory on Beethoven

Mighty Victory speaks of the music of Beethoven:

It is untouchable. It cannot be stolen. Though mortals have attempted to pervert it, they have only bound themselves further by the sacred fire that pours through it. It is the poetry of sacred fire plucking the harp of the heart. It is the sound of Elohim.

There is one initiate called of God who will one day appear in Matter to deliver the conclusion, the finale, of six other symphonies that continue the path of initiation of the ruby ray. But that one of Cosmic Christhood shall not appear nor shall the music be heard until a retinue of lightbearers has so incorporated this mighty music of the spheres as to have assimilated it as the Body and Blood of the Cosmic Christ, Lord Maitreya.

When every atom of your being whirls to this music, when the fiery core resounds it and transmits it from the Great Central Sun, when you stand as a pillar of fire of ascension’s flame and the ruby ray and the sound of freedom emanate from you to drown out and swallow up all dissonance of the betrayers out of the pit who have spread abroad their anti-music, anti-art, anti-dharma, polluting the sound waves of the earth and the soul, when the force of the music within you can swallow up the anti-light and the anti-freedom, then you will understand.

When the sound of Elohim, of the ruby ray and its initiates is heard in physical Matter and the balance is held as pillars of fire proclaim the name I AM THAT I AM, the Word and the sound of the Word in the music of freedom, then will the music descend. Then will that one descend to record it.

You will know that in the beginning was the Word,[23] and by the Word spoken and transmitted as the music of the spheres of Elohim, by the Word transmitted as the sounding of the soundless sound, the intoning of that music will spell the final round of the consuming of evil within the spheres of this solar system. And there will be no stopping that sound across a cosmos when it is emitted from initiates of the sacred fire, from the sacred heart of souls comfortable and comforting all life in heaven and earth by the intensity of the Blood of Christ.

Therefore listen, O children. Harmony, O blessed harmony, is your challenge for the preservation of your freedom. And you will note how accurately he, [Beethoven], said, “I do not write noisy music.”[24] Noise, the noise of dissonance and discord, side by side with the veritable sound of fiery vortices of moving galaxies, of Elohim humming the sound of the HUM, the OM, the HRIM—all the sounds and tones of the Universal Ma can be heard in those nine symphonies of the Word....

His vibration is the light of victory, freedom and joy! Victory is his flame! Victory is that vibration! You can be it too. You can choose to be that flame if you will.[25]

Sources

Lectures by Elizabeth Clare Prophet, December 2, 1973; July 3, 1979.

  1. Beethoven, February 8, 1823, to Zelter, in Friedrich Kerst, comp., Henry Edward Krehbiel, trans. and ed., Beethoven, the Man and the Artist: As Revealed in His Own Words (New York: B. W. Huebsch, 1905), p. 93.
  2. Beethoven to the Viennese magistrate, ibid., p. 92.
  3. Ibid., p. 92.
  4. Beethoven, written in the autograph book of Herr Bocke, ibid., p. 76.
  5. Beethoven, reported by Schindler, Ibid., pp. 76–77.
  6. Ibid., p. 45.
  7. Beethoven, November 16, 1800 or 1801, to Wegeler, ibid., p. 72.
  8. Beethoven, Vienna, June 29, 1800, to Wegeler, ibid., p. 85.
  9. Beethoven, note among the sketches for the “Pastorale” symphony, Royal Library, Berlin, ibid., p. 44.
  10. Beethoven, to Baroness von Drossdick, ibid., p. 16.
  11. Beethoven to Dr. Muller, summer 1829, ibid., p. 72.
  12. Beethoven, October 6, 1802, to Wegeler, ibid., p. 70.
  13. October 6, 1802, Beethoven’s Heiligenstädter Testament, in George Grove, Beethoven and His Nine Symphonies (London: Novello, Ewer and Co., 1896), p. 46.
  14. Ibid.
  15. Ibid.
  16. En la mitología romana, las Parcas, que controlaban el hilo de la vida de cada hombre.
  17. Ibid., pp. 46–47.
  18. Ibid., pp. 47–48.
  19. Archangel Michael, April 11, 1982, “Because You Need Me,” Pearls of Wisdom, vol. 25, no. 28, July 11, 1982.
  20. Lady Master Venus, “Profile of the Woman Initiate,” Pearls of Wisdom, vol. 28, no. 21, May 26, 1985.
  21. Helios, ‘The Happiness of the Sun,” Pearls of Wisdom, vol. 34, no. 40, August 18, 1991.
  22. Sanat Kumara, “A Special Dispensation for All the Youth: A Mantle as a Filigree of Protection,” part 1, Pearls of Wisdom, vol. 44, no. 46, November 18, 2001.
  23. John 1:1.
  24. Beethoven, reported by Schindler, “I never wrote noisy music. For my instrumental works need an orchestra of about sixty good musicians. I am convinced that only such a number can bring out the quickly changing gradations in performance,” in Beethoven, the Man and the Artist, p. 39.
  25. Mighty Victory, July 3, 1979, “Victory to Those Who Love!” part 1, Pearls of Wisdom, vol. 43, no. 18, April 30, 1980.