Illuminati

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Los Illuminati fue una orden secreta fundada en Bavaria el 1 de mayo de 1776, por Adam Weishaupt (1748–1830), profesor de derecho canónico en la Universidad de Ingolstadt, Alemania, y ex jesuita. Esta orden originalmente llamada la Sociedad de los Perfeccionistas, estaba dividida en un sistema intrincado de clases graduadas y grados de iniciación. Los miembros se apegaban a reglas estrictas de confidencialidad y obediencia a los superiores, con confesiones secretas y vigilancia mutua.

Adam Weishaupt, fundador de los Illuminati de Baviera
Parte de una serie de artículos sobre la
falsa jerarquía



   Artículos principales   
Falsa jerarquía
Ángeles caídos
Anticristo.



   Ángeles caídos individuales:   
Belcebú
Belial
Lucifer
Samael
Satanás
Serpiente
—————
Peshu Alga



   Bandas de ángeles caídos   
Nefilim
Vigilantes
Luciferinos
Serpientes
Satanistas
Satánicos
Hijos de Belial



   Ramas de la    
   falsa jerarquía   
Illuminati
La Hermandad Negra de la India
La Hermandad del Cuervo Negro
Falsos gurús
 

En las esferas superiores, los Illuminati operaban en un amplia área de Europa. Se dice que el objetivo real de Weishaupt, la cual ocultaba a los novicios que pertenecían a los círculos exteriores de su orden, era remplazar el cristianismo con el culto a la razón y establecer un gobierno mundial en el cual los Illuminati gobernaran el mundo. El grupo fue proscrito por un edicto del gobierno de Bavaria, en 1785, aunque algunos afirmaran que la orden y/o sus ideales y métodos han sobrevivido.

Orígenes

Una vez que el hombre y la mujer han rechazado el sendero —al instructor y la enseñanza—, su existencia queda relegada al mundo del espacio-tiempo. Ahí, la naturaleza y la vida elemental en la Materia han estado sujetas a los abusos orgullosos e intencionados del chakra de la coronilla por parte de los ángeles caídos, que siguen al líder que se llama a sí mismo el Iluminado.

Lucifer escogió ese título como suprema perversión de la sabiduría del segundo rayo y la luz del Dios Padre-Madre. Quienes lo siguieron para usurpar las energías de la Madre de la acción iluminada se llaman a sí mismos Ilustrados. Y, a lo largo de los siglos, a las órdenes internas y externas de quienes crearon el sendero falso, se los ha conocido como Illuminati.

Objetivos de los Illuminati

Los Ilustrados han enseñado a lo largo de miles de años la filosofía del humanismo científico. Esta es la doctrina que considera el hombre como un ser de inteligencia superior y capaz de lograr sus metas solo con su inteligencia. El humanismo científico busca el dominio sobre la esfera de la Materia; su meta es la exaltación del hombre sobre la naturaleza y sobre el Dios de la naturaleza. El hombre no necesita a un Dios percibido con una existencia fuera de su conciencia, pues él es un dios para sí mismo.

En el curso de la manipulación de la humanidad, los Ilustrados (que ahora ocupan el lugar del gurú) han impuesto sus tiranías de orgullo y arrogancia sobre las tiranías autoimpuestas del hombre y la mujer caídos.

Los Ilustrados, al trabajar con los satanistas y ciertas órdenes de lo oculto patrocinadas por la falsa jerarquía, tuvieron éxito en invadir los círculos de los hijos y las hijas de Dios de mayor evolución, que ocupaban puestos en las casas reales de Europa de acuerdo con lo que se ha denominado el derecho divino de los reyes.

El derecho a reinar de los hijos y las hijas de Dios fue el orden natural jerárquico desde la época de las eras de oro de Lemuria y la Atlántida. Pero, al haber conseguido corromper las casas reales y el linaje real al infiltrarse entre los portadores de luz, los Ilustrados se convirtieron en libertinos, ángeles caídos que se aprovecharon al máximo de sus puestos dentro de las casas reales.

Ya fuera mediante matrimonios o a través de la manipulación del dinero, los Ilustrados destruyeron el linaje real cuya descendencia provenía, espiritual y materialmente, de la casa de David y de las doce tribus de Israel.

Los Illuminati y la Revolución francesa

En Francia, los círculos íntimos de la orden de los Illuminati, actuando desde el interior, hicieron que la monarquía apareciera tan negra, que consiguieron dirigir al pueblo contra el rey y la reina. El consiguiente derramamiento de sangre y el reino de terror de Robespierre dio como resultado el asesinato de los hijos y las hijas de Dios, que tenían el derecho de gobernar, así como el asesinato de los peones de los Ilustrados.

A quienes dirigieron la conspiración de la Revolución francesa no les preocupó que miles personas de su propia gente fueran sacrificadas para beneficio de la causa de un humanismo intelectual. El núcleo más íntimo de los Illuminati considera que quienes ocupan los círculos sucesivos de su oscuro mandala son prescindibles y que el fin siempre justifica los medios.

Así, usan a los hijos de la luz y a la humanidad en general para rebelarse contra el orden establecido de hijos e hijas de Dios y contra la jerarquía de la luz. Una vez que sus miembros se han infiltrado por completo en ese orden, a cierto punto, cuando la rebelión es inminente, los Ilustrados clave abandonan el escenario. Luego, los de igual rango en el sendero de la luz y en el de la oscuridad son enterrados en una fosa común.

Por tanto, las cabezas que rodaron en la guillotina fueron tanto de la progenie de Cristo como la del Malvado. Es lo mismo. En todos los tiempos, la meta de la guillotina es la de ampliar el círculo de un gobierno impío por parte de la élite intelectual: los Ilustrados.

Los franceses se liberaron de un yugo tiránico, pero ¡ay!, pronto se pusieron otro aún mayor: el karma por rebelión contra un orden santo, que es la primera ley del cielo. Cuando el hombre se convierte en su propia ley, el sendero de la libertad se invierte y, como les sucedió a los hijos de Israel, el hombre se condena a sí mismo a un interminable vagar por un desierto carente de gracias celestiales. Entonces, solo un profeta compasivo, como un Moisés o un Saint Germain, puede liberarlo.

Esto ha estado teniendo lugar siglo tras siglo, y los hijos de Dios y la mayoría de la humanidad siguen sin percibir la gran conspiración de la falsa jerarquía. Por consiguiente, se ha cumplido la profecía: «Donde no hay visión, el pueblo se extravía».[1]

Una conspiración en curso

Ciclopea explica que la conspiración de los Illuminati continúa a niveles internos:

Vengo a deciros que la conspiración de los Illuminati es una realidad desde los planos astrales, desde los caídos que se han organizado con su concepto del nuevo orden de las eras desde el momento de la Gran Rebelión y la caída de los Luciferinos. A partir de esa hora, los concilios de los caídos decidieron apoderarse de la Tierra, privar al hombre y a la mujer de su legítima herencia al tomar el dominio sobre la Tierra, y establecer la falsa jerarquía y el falso plan.

Y por lo tanto os digo que aquellos que son parte de los Illuminati, ellos se conciben a sí mismos como los que son llamados y designados para traer el nuevo orden de las eras. Y así como veis en el símbolo y señal de la Gran Hermandad Blanca [la piedra angular de la pirámide] la promesa de la venida del séptimo rayo de Saint Germain, así los caídos están muy seguros de que llegará el momento en que su nuevo orden de poder mundial en la economía y en los gobiernos de las naciones, como control mundial, será una patente realidad.[2]

Véase también

Lucifer

Luciferinos

Para más información

John Robison, Proofs of a Conspiracy (Pruebas de conspiración) (1798; reprint ed., Los Angeles: Western Islands, 1967).

G. Edward Griffin, The Capitalist Conspiracy (La Conspiración Capitalista) (Thousand Oaks, Calif.: American Media, 1971).

Notas

Archangel Gabriel, Mysteries of the Holy Grail.

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, El sendero de la autotransformación.

  1. Proverbios 29:18 (Nueva Versión Internacional de la Biblia).
  2. Ciclopea, “La visión para la Ciudad Cuadrangular,” Perlas de Sabiduría, vol. 53, núm. 21, 1 de noviembre de 2010.