Templo de la Misericordia
El Templo de la Misericordia, foco etérico de la Diosa de la Misericordia, Kuan Yin, está situado en las faldas de las colinas sobre Pekín (China).
En este retiro una pagoda central de bóveda dorada se eleva por encima de doce pagodas que la rodean, cada una de ellas con focos de las cualidades yin y yang de las doce jerarquías del Sol. Los factores más y menos de cada una de las líneas del reloj solar cósmico están reproducidos musicalmente aquí por los representantes de cada una de las jerarquías que sirven en cada una de las pagodas menores. El sonido cósmico que proviene del Gran Eje se reproduce en la gran torre central como música de las esferas. Una combinación de esos factores más y menos de Alfa y Omega en combinación singular en cada una de las doce casas es lo que produce la acción de la llama de la misericordia en el foco central, bajo la bóveda dorada. Esta música es el origen de la música china y oriental. El foco de este retiro es lo que hace que la música oriental sea tan distinta a nuestras modalidades y concepciones occidentales.
Sobre la entrada a cada uno de los doce templos cuelgan piezas de cristal y metal precipitado que hacen sonar las notas de los templos cuando el viento sopla moviéndolas. Una escalera circular que sube en espiral por la periferia nos lleva a la parte superior de cada pagoda. Hay rellanos en los cuatro niveles donde los tonos de los aspectos yin y yang de la jerarquía representada son emitidos.
En la pagoda central, donde se ha observado el silencio durante siglos, hay un altar, tallado en marfil, donde la llama de la misericordia late dentro de una urna dorada. La pagoda central tiene seis pisos, un edificio imponente con muchas salas de la llama, cámaras de consejo y aulas donde los hermanos y hermanas de la misericordia sirven y reciben del mundo a aquellas almas que necesitan una tregua y ser saturadas con la llama del perdón, antes de poder volver a encarnar, a realizar su plan divino y a saldar las deudas que deben a la vida.
Kuan Yin is truly a cosmic mother; the tenderness of her heart’s love for all who come here melts even the most dense of human creation and spurs those with even the heaviest karma to renewed service and an invocation of the flame. So great is Kuan Yin’s compassion and forgiveness that none who come here leave without knowing that because they are loved, they can go forth to try again and to succeed.
The momentums of gentleness, of devotion to family, of service to one another that are so special in the Chinese people come from the action of the mercy flame of this retreat.
Sources
Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 2, “El Templo de la Misericordia”.