Helios y Vesta
Helios es el Dios de este sistema solar y reside en el mismísimo corazón del sol físico. Con su llama gemela, Vesta, presta servicio como representante de la Divinidad para aquellos que evolucionan en los planetas que giran en órbita alrededor del sol. La conciencia Divina de Helios y Vesta es lo que sostiene nuestro sistema solar.
Helios, el Señor del Amanecer, y Vesta, la Madre de los Ciclos Eternos, son conocidos como Divinidades Solares Gobernantes y son los representantes del Dios Padre-Madre en el Sol detrás del sol de este sistema solar. Helios presta servicio en el rayo dorado y su llama gemela, Vesta, en el rayo rosa. Entre las doce jerarquías solares, ellos representan la jerarquía de Aries (la línea de las tres) para las evoluciones de este sistema. Esta es la línea del Hijo de Dios, el Unigénito, y en esta línea la Presencia Solar de Helios y los mensajeros del Gran Sol Central concentran la cualidad del control Divino, que ellos amplifican con el poder del Imán del Gran Sol Central. Este imán es el control Divino del flujo de la vida a través de nosotros, el flujo de energía del Logos. Es la cualidad que debemos exteriorizar bajo la jerarquía de Aries.
Los antiguos griegos conocían a Helios como el Dios Sol. En la mitología romana, Vesta era venerada como la Diosa del Hogar. Los griegos la conocían como Hestia. Cada hogar y ciudad griega y romana mantenía un fuego ardiendo constantemente en honor a Vesta. En Roma, el fuego sagrado en el templo de Vesta estaba cuidado por seis sacerdotisas llamadas vírgenes vestales.
El amado Helios nos ha dicho:
Al igual que en el mar las mareas crecen y menguan, las mareas del eterno sol irradian en ciclos recurrentes permanentes. Cuando la marea entrante de la Gran Luz Solar se vierte en vuestro mundo, Dios es quien os transmite su gracia y sus dones. Cuando la marea se retira, es tiempo de que le transmitáis a él vuestra gratitud y vuestro deseo de convertiros en una parte muy esencial de él. Los que están muy deseosos de recibir la luz que ha de llegar, con su optimismo, su alegría, su poder, con frecuencia no reconocen los momentos en los que la vida no parece estar de su lado… como los momentos en los que Dios le pide que envíen amor y súplicas en dirección a élCite error: Invalid
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See also
Sources
Mark L. Prophet and Elizabeth Clare Prophet, The Masters and Their Retreats, s.v. “Helios and Vesta.”