San Patricio

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San Patricio es el gran santo y patrón del pueblo irlandés. Su naturaleza intensamente espiritual, su entusiasmo y su fortaleza en la acción lo capacitaron para sobreponerse a enormes dificultades y a llevar gradualmente la fe cristiana a toda Irlanda.

Statue of Saint Patrick at Croagh Patrick, Ireland

Vida temprana

Patricio nació en la Bretaña romana, a finales del siglo iv d.C. Su padre, Calpurnius, era diácono de la iglesia cristiana. Cuando Patricio tenía dieciséis años, una banda de intrusos se lo llevó y lo mantuvo preso cuidando rebaños. Tras seis años se escapó, y después de varios años regresó a su hogar.

Después de su regreso tuvo un sueño en el que vio a un hombre llamado Victoricus que llevaba innumerables cartas, una de las cuales recibió y leyó. Comenzaba con esta inscripción: «La voz de los irlandeses». Al leer las primeras palabras oyó la voz de los irlandeses llamándolo para que regresara.

Habiendo recibido la llamada, decidió prepararse para su misión y pasó los siguientes veinte años en los centros de aprendizaje de Galia. En 432 fue consagrado finalmente como obispo y recibió la comisión de diseminar la fe en Irlanda. Además de establecer muchas iglesias y convertir a miles de personas al cristianismo, Patricio introdujo el latín en Irlanda como lengua de la Iglesia.

Sanat Kumara on Saint Patrick

Sanat Kumara nos dice que Patricio fue elevado a ser apóstol de Cristo y a someter a la progenie de serpiente en Irlanda porque él lo llamó. Sanat Kumara habla así de su hijo Patricio:

Vayamos a la montaña de la tierra de Erin, donde un joven esclavizado por paganos está en oración todo el día hasta la noche. Tan ferviente es el amor de Dios en él, que el fuego de su corazón es una luz en medio de la nieve y el hielo. Vivía en el monte, solo con Dios, cuidando los rebaños de su amo. Y en ese monte llamé a mi hijo Patricio, para que de la condición de servidumbre pudiera producirse el fuego milagroso de la libertad.

Era el final del siglo cuarto y los clanes de los irlandeses –las tribus de Efraín y Manasés reencarnadas– estaban gobernadas por una hueste de reyes. No servían al SEÑOR Dios, ni tenían la salvación de su Hijo. Por tanto, yo, el Anciano de Días, llamé a mi hijo, nacido libre, a la esclavitud, para poder entregarle a la libertad y a la misión de implantar la llama violeta en los corazones de mis verdaderos hijos e hijas, para que un día pudieran llevarla al Nuevo Mundo en el nombre de Saint Germain.

A él le di la visión del pueblo de Erin, cuya progenie encendería un día los fuegos de la libertad en todas las orillas y en todas las naciones. El fervor de vuestro propio profeta, Mark, se deriva de ese linaje del Anciano de Días que se remonta hasta la isla esmeralda. Y los ojos irlandeses de Thomas Moore, poeta y príncipe de mi corazón, aún sonríen a través de la severidad de El Morya y su destello de júbilo, siempre necesario en la Tierra.

Devuelto finalmente a sus parientes tras seis años en los que se humilló ante mí en el monte, cuidando de las ovejas tal como pronto apacentaría mis ovejas, Patricio oyó las voces de las almas de mis hijos clamando desde la tierra de Erin por libertad: «Te imploramos, joven santo, para que vengas y camines entre nosotros otra vez». Realmente se acordaron de él, cuando había caminado entre ellos como un profeta en Israel, reprendiendo su indisciplina en el nombre del SEÑOR. Ahora esperaban el mensaje de su salvación a través del apóstol ungido del Mesías.

Patricio se preparó para su misión bajo el linaje del rayo rubí y con los santos de la Iglesia interna. Y esa misión, amados míos, era someter a la progenie de Serpiente en Irlanda y levantar a las tribus de Israel, el remanente de la progenie de José, cuyos miembros serían portadores de Cristo para las naciones.[1] Facultado por el Espíritu Santo y llevando el Báculo de Jesús, esgrimió tal poder y obró tales milagros que los jefes paganos y los druidas decadentes se inclinaron en sumisión a este cetro de Aarón que, en la nueva lengua, se convirtió en el cetro de Erin.

Tan peligrosa era la misión del santo del trébol del quinto rayo, que escribió en su «Confesión»: «Todos los días espero o bien una muerte violenta, o bien que me roben y me reduzcan a la esclavitud, o que acontezca una calamidad semejante. Me he arrojado a las manos del Dios Todopoderoso, pues Él lo gobierna todo. Como dijo el profeta: “Encomienda al SEÑOR tus afanes, y Él te sostendrá”».

Bien podríais emular el valor y la humildad de mi hijo Patricio cuando audazmente desafió al príncipe Corotick, esa serpiente que se atrevió a saquear los dominios de Patricio, masacrando a un gran número de neófitos, tal como está escrito, que aún llevaban sus vestiduras blancas tras el bautismo; y a otros se los llevó y los vendió a los infieles.

Patricio hizo circular una carta de su puño y letra donde pronunciaba el juicio de Corotick y sus cómplices, declarándoles separados de él como Obispo establecido de Irlanda, y de Jesucristo. Prohibió a los fieles «comer con ellos o recibir sus limosnas hasta que no hubieran complacido a Dios mediante lágrimas de una penitencia sincera, y restaurado la libertad de los siervos de Jesucristo».

Such is the true Work and Word of the saints of the ruby ray who, with all due seriousness, receive the sign of their coming in the taking up of serpents. Thousands upon thousands of the descendants of Jacob’s favorite son were baptized and confirmed by the Lord Jesus through my son Patrick. Like the apostle Paul, he bound the power of Serpent’s seed that had invaded the land of Erin; and like him, he healed their sick, he restored sight—both inner and outer—to their blind, and he raised Abram’s seed—dead in body and in spirit—to new life through the indwelling Christ by the Word of Christ Jesus, his beloved.

 
Chapel at the Summit of Croagh Patrick (known in Patrick’s time as Mount Aigli)

Now the ascended master Saint Patrick stands with me on the summit of Mount Aigli where, at the close of his earthly sojourn, he retreated forty days and forty nights, fasting in body and in spirit that he might be filled with the light of the Ancient of Days. There on that occasion fifteen hundred years ago, I summoned all the saints of Erin—the light of Aaron’s priesthood and the lightbearers of the Christic seed of Joseph—past, present, and future, to pay homage to him who was father to them all.... My beloved, many of you were among the souls of the saints who came to Patrick in his final hours on the mountain. You saluted him in the glory of God that was upon him, and to him you were the promise that his Word and Work would be carried to golden shores unto a golden age of Christ peace and enlightenment.[2]

Lessons from his life

Throughout his mission, Patrick was overshadowed by Lord Maitreya and Mighty Victory. The story of his life illustrates the power of one individual in God. On one occasion he faced the initiation of wrestling with the Antichrist. He explains that he was saved by calling on the name of Helios:

On that very same night I lay a-sleeping, and powerfully Satan assailed me; which I shall remember as long as I am in this body. He fell upon me like an enormous stone, and I was stricken nerveless in all my limbs. Whence then did it come into my unscholarly spirit to call upon Helias? At once I saw the sun rising into the dawn sky, and while I kept invoking “Helias, Helias,” with all my strength, lo, the Splendour of the Sun fell over me and instantly shook all the heaviness off from me. I believe I was succored by Christ my Lord and that his Spirit even then was calling out on my behalf.[3]

Patrick faced many difficult challenges in his life. He was never afraid to confront evil, and he knew that Jesus Christ lived in him and spoke through him. In his Confession, he speaks of twelve perils that beset his soul. These perils are the twelve initiations of the twelve gates of the city, the New Jerusalem, whereby we are then anointed to enter into that Holy City, having passed the twelve initiations of the twelve lines of the clock, of our karma and of our Christhood.

On many occasions Patrick demonstrated mastery over animal life in the elemental kingdom. He is famous for his use of the shamrock to illustrate the Oneness of the Trinity to members of the court.

His service today

Saint Patrick speaks of his mission as an ascended master:

You have called me Saint Patrick, and I come by that name. Yet God has given to me another name, the new name that cannot be received except by those who enter into the white-fire core with the ascended masters. God has called me to be the champion of truth. And as I bring that truth to the nations, there is the rallying to the standard of truth by some and there is division and darkness and murder and death in the midst of others.[4]

You can call to Saint Patrick to help you to deal with entrenched forces of darkness. Saint Patrick’s Lorica is a prayer for protection and a way to invoke his presence with you.

Sources

Mark L. Prophet and Elizabeth Clare Prophet, The Masters and Their Retreats, s.v. “Saint Patrick.”

  1. José, el hijo más joven y favorecido de Jacob, tuvo dos hijos, Efraín y Manasés, a quienes Jacob bendijo como a hijos propios. Reencarnados en Gran Bretaña y en los Estados Unidos, son portadores de la llama de las doce tribus de Israel.
  2. Elizabeth Clare Prophet, The Opening of the Seventh Seal: Sanat Kumara on the Path of the Ruby Ray, pp. 294–97.
  3. Oliver St. John Fogarty, I Follow Saint Patrick (London: Rich & Cowan, 1938), p. 298.
  4. Saint Patrick, April 3, 1977.