Kali
Kali es la más temible de las consortes de Shiva. Se la representa de color azul oscuro con ojos fieros y resplandecientes, habitualmente con un semblante aterrador, con la lengua fuera y llevando un collar de calaveras o cabezas humanas y un cinturón de brazos cortados. En una mano lleva una espada y en las otras puede llevar la cabeza cortada de un demonio, un escudo o una soga; sus manos también hacen la señal de la intrepidez y ofrecen bendiciones y beneficios.
La terrible apariencia de Kali simboliza su ilimitado poder. Su destructividad se contempla en última instancia como algo que conduce a la transformación y a la salvación. El objeto de su ira no es la forma externa del hombre sino sus engaños internos. Destroza los engaños del ego y destruye la ignorancia, aun cuando trae bendiciones a los que quieren conocer a Dios. Kali destruye la forma y la sustancia de las creaciones humanas (con la acción de fuego blanco, de relámpago azul y de rayo rubí de su espada) que no están alineadas con la voluntad de su consorte, liberando de tal modo a aquellos que buscan el conocimiento de Dios. Kali es un símbolo de destrucción, pero ella otorga bendiciones a quienes buscan el conocimiento de Dios y es reverenciada por sus devotos como la Madre Divina.
Shiva es representado algunas veces danzando en las zonas de cremación, llamadas «ghats» ardientes. El suelo ardiente simboliza el corazón carente de deseo, pues todo el ego y la ilusión han sido quemados. Por consiguiente, el verdadero asceta busca hacer de su corazón un suelo ardiente para que Shiva pueda morar y danzar ahí.
Al igual que Shiva, Kali danza en el corazón de los devotos que se han purificado mediante la renuncia. Un famoso canto bengalí dirigido a Kali dice: «Porque amas el suelo ardiente, he vuelto mi corazón un suelo ardiente; para que tú, Oscura, cazadora del suelo ardiente, puedas realizar tu eterna danza».
El estado indio de Bengala es la tierra donde existe la más profunda devoción por Kali. Ramakrishna fue uno de sus famosos devotos bengalíes. Él veía a Kali como una manifestación de la Realidad Suprema, una con Brahmán. Paramahansa Yogananda, el santo y yogui bengalí que marchó a vivir a los Estados Unidos, también tuvo profundas experiencias con Kali, que escuchaba y respondía a sus oraciones.
Kali ha dicho:
¡Yo soy Kali! Me desplazo en la Tierra. Traspaso la Tierra. Me sumerjo en la tierra. Y recolecto las cabezas de quienes se consideran como el ego encarnado.
Vengo, me muevo; y al final de la hora conoceré a quién perseguiré para atar esa sustancia del ego humano. Preparaos para que os lo arranque, porque eso es lo que es mi venida. Si me aceptáis, entonces conoceréis la ausencia de la importancia personal y la tremenda energía de la otorgación de poder que puede que recibáis o puede que no, pero que podéis buscar, pedir, encontrar, e internalizar.
Yo soy la manifestación de la deidad femenina. Yo soy oscura; yo tengo como color el azul oscuro. No tengo paciencia con respecto a aquellos que se mueven con el ego, pero vengo a aquellos que desean ser la Madre Divina. Vengo a aquellos que desean recibir a Shiva. Vengo a aquellos que tienen la profunda comprensión de eones y eones de su evolución, reconociendo que esta es un momento en el que la puerta se puede abrir, la puerta puede recibiros, y la puerta también puede cerrarse.
Por lo tanto, recordad a Kali. Rocordad la danza de Kali. Recordad la antorcha que arde. Recordad las cenizas. ¡Recordad que todo lo que no es real debe pasar a la llama!
Si deseáis la otorgación de poder, buscadlo, encontradlo. El recipiente de la otorgación de poder está asentado en el trono de gracia, en la majestuosidad del amor. El amor, pues, es la clave para llegar a Kali.
Yo soy feroz porque persigo a los míos. Comprended esto, amados. Cuando me veis, por ahí alrededor es porque he venido para destrozar, para destrozar, para destrozar una y otra vez todos los moldes antiguos para que podáis encontrar ese Espíritu del Dios viviente, para que podáis encontrar la Realidad, para que podáis encontrar todo lo que está ahía que ha estado esperándoos.
Tomad la naturaleza de vuestra divinidad femenina. Expandidla hasta que todo el cosmos os conozca como Kali. Conocedme a mí como Kali, amados. Conocedme como ese ser fiero. Consigo hacer cosas. Y soy la aniquiladora de todo y de todo aquello que no vale la pena guardarse...
Recuerdo vuestros comienzos y recuerdo como eran. Os veré en vuestros finales, pero rezo para que vuestros finales sean comienzos eternos para siempre. Que podáis conocer y para siempre esos comienzos eternos, para poder moveros una y otra vez.
¿Por qué existe una trinidad de deidades todas femeninas? Es porque dentro de nosotras mismas llevamos un impulso acumulado de intensidad del fuego sagrado. Por lo tanto se nos llama y nosotras respondemos al Señor Shiva. Respondemos porque comprendemos las capas y capas y más capas de la conciencia humana que son consumidas y los registros que también siguen el mismo camino.
Tengo muy buenos motivos para estar en la Tierra, pues la muerte y los muertos necesitan mi curación, mi presencia. Y yo los corrijo amados, no soy una Diosa cruel, sino que soy una Diosa del sin sentido. Soy alguien que puede llevaros a las estrellas. Soy alguien que se mueve con El Morya, con los chohanes, con los Elohim. Soy el rayo femenino en manifestación. Yo soy círculo tras círculo de ser Divino. Conozco la vida eterna, como he dicho, y conozco la muerte y el infierno.
¿Cuál de ellos creéis que es real? ¿Cuál de ellos verdaderamente es la vida eterna real? Es solo real si la mantenéis como algo real, componedla y hacedlo real, y así lo incorruptible puede comprender que lo corruptible debe ser aniquilado.
Sabed esto amados: no hay transformación a menos que entréis en la transformación. Y la transformación es la autotrascendencia. Y la autotrascendencia es entrar en la perla de gran valor, entrar en el corazón de Dios.[1]
El mantra bija de Kali es Krim. Otro mantra en honor a Kali es Om Krim Kalikaye Namaha.
Véase también
Notas
Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 2, "Shiva, Parvati, Durga y Kali".
- ↑ Kali, "El amor es la clave para llegar a Kali", Perlas de Sabiduría, vol. 45, núm. 4, 27 de enero del 2002.