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Thérèse of Lisieux/es: Difference between revisions

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Dos de las frases por las que más se recuerda a Teresa son: «Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra»; y: «Tras mi muerte haré caer una lluvia de rosas», pues previó que después de su muerte su actividad tendría largo alcance y su misión de «hacer que otros amen a Dios como yo le amo» continuaría. Las estatuas de la santa la representan llevando un ramo de rosas.
Dos de las frases por las que más se recuerda a Teresa son: «Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra»; y: «Tras mi muerte haré caer una lluvia de rosas», pues previó que después de su muerte su actividad tendría largo alcance y su misión de «hacer que otros amen a Dios como yo le amo» continuaría. Las estatuas de la santa la representan llevando un ramo de rosas.


Cuando murió, Teresa no perdió tiempo en hacer ese bien en la Tierra. El convento recibió miles de historias que hablaban de curaciones, conversiones e intercesiones atribuidas a Teresa. En una historia conmovedora, Teresa se aparece a la priora de un convento empobrecido de Italia para darle quinientos francos, necesarios para la deuda de la comunidad.<ref></ref> Durante la Primera Guerra Mundial muchos soldados que habían leído la autobiografía de Teresa llevaban consigo reliquias suyas y colgaban su imagen de las paredes sucias de las trincheras. Un soldado francés cuenta sus espeluznantes experiencias en el frente. Él y otros rezaban el Rosario, y llamaban a la Hermana Teresa. Mientras la batalla se recrudecía, de repente la vio a los pies de uno de los cañones. Sonriendo, ella le dijo: «No temas, estoy aquí para protegerte». Ninguno de los soldados cayó; y pronto volvieron de la batalla sanos y salvos»<ref></ref>.
Cuando murió, Teresa no perdió tiempo en hacer ese bien en la Tierra. El convento recibió miles de historias que hablaban de curaciones, conversiones e intercesiones atribuidas a Teresa. En una historia conmovedora, Teresa se aparece a la priora de un convento empobrecido de Italia para darle quinientos francos, necesarios para la deuda de la comunidad.<ref>T. N. Taylor, ed., ''Soeur Thérèse of Lisieux, the Little Flower of Jesus (Hermana Teresa de Lisieux, la florecilla de Jesús)'' (New York:P. J. Kennedy & Sons, n.d.), págs. 339-40.</ref> Durante la Primera Guerra Mundial muchos soldados que habían leído la autobiografía de Teresa llevaban consigo reliquias suyas y colgaban su imagen de las paredes sucias de las trincheras. Un soldado francés cuenta sus espeluznantes experiencias en el frente. Él y otros rezaban el Rosario, y llamaban a la Hermana Teresa. Mientras la batalla se recrudecía, de repente la vio a los pies de uno de los cañones. Sonriendo, ella le dijo: «No temas, estoy aquí para protegerte». Ninguno de los soldados cayó; y pronto volvieron de la batalla sanos y salvos»<ref>Cindy Cavnar, ed., ''Prayers and Meditations of Thérèse of Lisieux (Oraciones y meditaciones de Teresa de Lisieux)'' (Ann Arbor, Mich.: Servant Publications, 1992), pág. 172.</ref>.


Teresa fue canonizada el 17 de mayo de 1925, menos de 28 años después de su muerte. Se le han atribuido muchos milagros a Teresa. En 1927 fue declarada patrona de las misiones extranjeras y de todas las obras por Rusia. Su fiesta de guardar es el 1 de octubre.
Teresa fue canonizada el 17 de mayo de 1925, menos de 28 años después de su muerte. Se le han atribuido muchos milagros a Teresa. En 1927 fue declarada patrona de las misiones extranjeras y de todas las obras por Rusia. Su fiesta de guardar es el 1 de octubre.