Justina
Justina es la llama gemela del Poderoso Víctory. El 1 de enero de 1978, en Pasadena (California), la amada Justina dictó por primera vez. En ese dictado histórico titulado «El perdón de Eva», ella dijo:
Ahora me presento, pues el Todopoderoso ha sopesado estos varios sistemas de mundos y las evoluciones que hay en ellos, y el Todopoderoso ha pronunciado que ciertas evoluciones de portadores de luz contienen ahora en sí una conciencia de la victoria del rayo femenino suficiente para que yo pueda adelantarme y ser, con mi Amado, el punto focal del Dios Padre-Madre con una percepción total de la victoria de las evoluciones de estos sistemas. Amados, aquel a quien llamáis Poderoso Víctory es andrógino, como lo soy yo, como lo es Alfa, como lo es Omega. Pero al presentarnos juntos, descendiendo a dimensiones de percepción más y más bajas, traemos un mayor complemento del espectro de esa polaridad cósmica como polaridad de manifestación a los de evolución inferior. Por tanto, aunque uno pueda ser suficiente en la totalidad, siempre se necesitan las llamas gemelas para la transmutación de un cosmos.
Nosotros podemos reclamar el sentido de victoria a Justina. Saint Germain nos dice cómo:
¡Benditos corazones, la única razón por la que levantarse de la cama por la mañana es la victoria! ¡No existe otra razón para levantarse de la cama! Escuchadme. Debéis tener un espíritu victorioso. ¡Debéis reclamárselo al Poderoso Víctory. Debéis reclamárselo a Justina y a todas las huestes del cielo!
¡Estamos harto cansados de la conciencia de la no victoria! Hay una victoria a disposición tuya, tuya, tuya y de todos vosotros. ¡Y debéis conseguirla! ¡Debéis querer conseguirla! ¡Debéis desear conseguirla! Debéis gritar el fíat y decidir, «seré la voluntad de Dios de la victoria en manifestación hoy, ahora y cada día!».
¡Levantaos por la victoria! ¡Acostaos por la victoria! ¡Trabajad por la victoria! ¡Comed por la victoria! Sed alegres y felices por la victoria. ¡Pero siempre, siempre y siempre dad a la Tierra, daos a vosotros mismos, dad a todo el que os encontréis el efecto de la victoria! ¡Hacedlo, os digo, y sed gloriosos al hacerlo, sed triunfantes al hacerlo, sed magnánimos al hacerlo, pero sedlo!
So! So now you know why I have come in the hour of victory. [It is] because I desire the full momentum of Lord Maitreya to be in this Inner Retreat that he might have his day and have his say. And I tell you, there is more fire and determination in the entire Spirit of the Great White Brotherhood, in this messenger and in you than there is the spirit of defeat in the fallen ones.
Do you understand? He who has the greater sense of victory will win! And we are going to win![1]
See also
Sources
Mark L. Prophet and Elizabeth Clare Prophet, The Masters and Their Retreats, s.v. “Justina.”
- ↑ Saint Germain, “For the Victory!” Pearls of Wisdom, vol. 35, no. 44, October 18, 1992.