Lanto

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El Duque de Chou, una encarnación del Señor Lanto

Chohán del segundo rayo; un maestro ascendido en cuya presencia se puede tocar y conocer la sublimidad de la mente de Dios. Maestro de sabios y filósofos, el Señor Lanto nos enseña el camino del logro a través de la iluminación, la definición y la maestría del chakra de la coronilla.

Habiendo estudiado con el Señor Himalaya y habiendo conseguido su maestría en el Retiro del Loto Azul, el Señor Lanto eligió utilizar el penacho amarillo para envolver los corazones de la humanidad. Está dedicado al perfeccionamiento de las evoluciones de este planeta a través de la iluminación del Cristo Cósmico. La llama dorada que lleva está cargada con el impulso acumulado de la victoria Divina por los jóvenes del mundo.

Encarnaciones

Voluntario junto a Sanat Kumara

Lanto se ofreció junto con Sanat Kumara, el Anciano de Días, a venir a la Tierra hace mucho tiempo para rescatar al planeta y sus evoluciones. Uno de los primeros Guardianes de la Llama, jugó un papel en los primeros esfuerzos de Sanat Kumara para rescatar a la humanidad de su oscuro descenso.

Los grupos que se ofrecieron voluntarios para acompañar a Sanat Kumara en su misión a la estrella oscura pretendían nada menos que reavivar la Chispa Divina en la humanidad, la cual a través de un descenso evolutivo, había perdido el fuego original y la inteligencia animadora (el género) de su Divinidad. Esto se propusieron hacer desde el altar de Shamballa a través del Grande que se había exiliado voluntariamente en el planeta Tierra con el único propósito de guardar la llama de la vida.

Lemuria y la Atlántida

Fue Sumo Sacerdote en el templo de la Madre Divina en el continente que se hundió en el Pacífico, conocido como Lemuria. Tuvo otras encarnaciones en la Atlántida, igual que todos los chohanes de los rayos.

En los últimos días de Lemuria, los que cuidaban de las llamas sobre los altares de los templos fueron avisados del cataclismo que se avecinaba. Retiraron sus llamas, las llevaron a lugares seguros y las depositaron en otros retiros físicos o se las llevaron a la octava etérica. El Señor Lanto fue quien llevó la llama de la precipitación, depositándola en la zona de las montañas Grand Teton, en Norteamérica.

La llama de la precipitación es de un verde chino teñido con el amarillo del segundo rayo. Esta llama que arde en el Retiro Royal Teton es la cualidad de conciencia que hace de los estadounidenses gente enormemente práctica, desarrollando una ciencia aplicada en la tecnología que nos devuelve a la época de Mu, cuando esa tecnología excedía incluso la que tenemos hoy día. Se trata de una llama de abundancia que posibilita la precipitación de la riqueza así como la felicidad, la alegría y la conciencia del Cristo Universal.

Duque de Zhou

Lord Lanto embodied in ancient China as the Duke of Chou, (d. 1105 B.C.), regarded as one of the greatest statesmen in Chinese history and the true founder of the Confucian tradition. The Duke of Chou, his father, King Wen, and his brother established the Chou dynasty. They were the leaders in overthrowing the corrupt Shang dynasty and its alcoholic and psychopathic ruler.

The architect of the new government, the Duke of Chou, wrote manuals on governmental organization, ritual and propriety. He also composed music. The Duke of Chou once said, “I am only concerned with heaven and the people.”[1]

He and his family introduced the concept of “heaven” to the Chinese people and also established the idea of the “Mandate of Heaven,” or the divine right to rule. Those who were granted the mandate to rule had the responsibility to uphold it with integrity and honor. Thus it was their sacred duty to rule with kindness and justice. And if they did not, they would be overthrown and their high office would be taken from them.

Confucio tenía al duque como su modelo y creía que su misión consistía en restablecer los principios y la cultura de la anterior era Zhou, de la que se enseñaba que había sido una era de oro. In his early life, Confucius often dreamt about the Duke of Chou instructing him in the ancient wisdom. In the Analects he lamented, “Extreme indeed is my decline. It is a long time since I dreamed that I saw the Duke of Chou.”

The most famous book by the Duke of Chou is The Yellow Emperor’s Classic of Internal Medicine—the oldest known book on medicine in the world. It deals with anatomy and the causes, diagnoses and treatments of diseases. It describes the transformation of energy from yin to yang and back to yin in five stages through the fire, earth, metal, water and tree. Through this circle every organ in our body has its own characteristics, according to the stage of energy by which it is created and the energy that flows through it. These characteristics are expressed physically, mentally, emotionally and spiritually. The principles in this book have become the foundation of the macrobiotic diet.

It is believed that Confucius was embodied at the time of the Duke of Chou and helped him implement his ideals for God-government. When Confucius reembodied in China five hundred years later, he edited the six Chinese classics, including the I Ching, which had been written by King Wen.

Gobernante de China

Lanto encarnó después como un gobernante de China en la época de Confucio (551 a 479 a.C.) y ha sostenido la llama dorada de la iluminación por el pueblo chino durante muchos, muchos siglos. En China, esta llama está afianzada en el retiro de los arcángeles Jofiel y Cristina, que está localizado en China central.

This flame is the primordial light of the yellow race which when harnessed through the illumined ones gave cultural impetus to China at a time when the rest of the world, having either rejected or missed altogether the Christ flame in the ones sent, was karmically locked in an age of barbarism. The greatness of China is reflective of the consciousness of Lanto, the master who endowed her, and of the masters who endowed him—the Ancient of Days, Lord Himalaya, Gautama Buddha and Lord Maitreya.

Antes de ascender, el Señor Lanto decidió que la luz de su llama del corazón debía brillar físicamente como prueba viva a sus discípulos de que la llama trina, como en eras de oro del pasado y del futuro, es la Palabra hecha carne y que se puede así expandir e intensificar por la prioridad del adepto.

Afirmando con el proverbial Job (o eones antes que él), «¡en mi carne he de ver a Dios!», Lanto, con el dinamismo de sus decretos del corazón, su devoción a la Palabra viva como el Cristo Universal siempre en su interior y con su consagración de los chakras al fuego sagrado de la Madre, logró lo que nadie más en la historia escrita de la Tierra había hecho desde la Caída: Lanto adoró tanto a la Trinidad en la luz tripartita de su ser más interior que el brillo intenso de esa chispa divina se pudo ver realmente a través de su forma carnal como emanando un suave brillo dorado a desde su pecho. En honor a Sanat Kumara, Lanto mantuvo esto hasta que ascendió, aproximadamente en 500 a.C. –«un memorial para todas las generaciones» que son los vástagos del YO SOY EL QUE YO SOY–, con el fin de que los originales portadores de luz pudieran recordar su misión de iluminar la estrella oscura.

Su misión de hoy

Master of the fiery core of excellence at the heart of Wisdom’s Ray, hence devotee par excellence of the Divine Mother’s white fire lilies, Lanto remains the Guru of gurus not only of the Chinese, whom he desires to assist in once again raising up the flame of illumination, but also of all souls who share his love for the golden Sunward path of the Buddhas and bodhisattvas under Sanat Kumara.

A lo largo de los siglos XIX y XX Lanto ha apoyado fielmente los esfuerzos de Saint Germain de liberar a la humanidad mediante la entrega de las enseñanzas de los maestros ascendidos sobre la Presencia YO SOY y el fuego violeta.

El 3 de julio de 1958 el maestro ascendido Confucio sucedió al Señor Lanto como jerarca del Retiro Royal Teton. Con un logro mucho mayor de lo requerido tanto para ser jerarca del retiro como para ser chohán, Lanto aceptó de Kuthumi el cargo de señor del segundo rayo en esa fecha (este bendito hermano que había adorado al Dios de la Paz siendo San Francisco y habiéndose unido a Jesús en 1956 en el cargo de Instructor del Mundo).

El 30 de octubre de 1966, en cooperación con el Dios y la Diosa Merú, Lanto recibió la concesión de la dispensación del Consejo Kármico de una «poderosa y trascendente llama dorada de iluminación» que pulsaría a trescientos pies de altura sobre colegios de educación superior, universidades, escuelas de divinidad y teología de los Estados Unidos y del mundo cuyos estudiantes y profesorado fueran receptivos al conocimiento de las esferas superiores.

El maestro ascendido Lanto dirige clases en el Retiro Royal Teton, el primer retiro de la Gran Hermandad Blanca al que el neófito puede pedir ser llevado. Allí aprendemos los fundamentos del sendero de iniciación. Debido a la dispensación por la que se abrieron los siete retiros de los siete chohanes, muchos miles de almas reciben preparación en los niveles internos con el fin de acelerar su conciencia para la Nueva Era.

El Señor Lanto también intenta darnos un sentido de merecimiento propio en vez del sentimiento de desaprobación hacia nosotros mismos tan normal actualmente en la humanidad:

El hombre es un Dios en formación, pero nunca puede saber esto mientras tenga pensamientos terrenales. Nunca puede saberlo con el conocimiento mundano, pues las cosas de este mundo son insensateces para con Dios.[2] Y ante los ojos de Dios, los únicos valores reales son los que liberan al hombre del eclipse del ser que ha ocultado el sol de la Presencia de Dios a sus ojos. Y ese sol es lo que despertará sus sentidos espirituales, que le capacitarán para ver, con San Pablo, el rostro del Maestro y oír su grito, “dura cosa te es dar coces contra el aguijón”[3]

La meditación en el Señor Lanto y su llama de loto dorado puede acompañarse de la música «Oh tú, dulce estrella del crepúsculo», de la ópera Tannhäuser de Wagner (nota clave del Retiro Royal Teton). Pocos maestros ascendidos que sirven a esta Tierra superan la sabiduría de Lanto. Su llama debe invocarse a diario por los jóvenes del mundo.

Véase también

Chohanes

Para más información

Para más información sobre las enseñanzas de Lanto, véase los capítulos sobre Lord Lanto en Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Señores de los Siete Rayos (Lanto Espiritualidad)

Notas

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 1, s.v. “Lanto.”

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Señores de los Siete Rayos (Lanto Espiritualidad)

Elizabeth Clare Prophet, “Confucius’ Formula for Family and Community Building,” Perlas de Sabiduría, vol. 41, núm. 32, 9 de agosto de 1998.

Elizabeth Clare Prophet, 15 de abril de 1988.

  1. Confucius, Analects 7:13; James Legge, The Chinese Classics, 2d ed., rev. (reprint of the 1893 edition), 1:199, 68.
  2. I Cor. 3:19.
  3. Acts 9:5; Mark L. Prophet and Elizabeth Clare Prophet, Understanding Yourself: A Spiritual Approach to Self-Discovery and Soul-Awareness, p. 153.