Marihuana

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Cannabis es el nombre en latín del género de la familia de plantas del cáñamo a la cual pertenece la marihuana. La especie particular de esta droga que se utiliza popularmente es "cannabis sativa". El químico psicoactivo del cannabis es el delta-9-tetrahidrocannabinol (comúnmente conocido como THC), ésta sustancia es la que produce los efectos tóxicos.

Historia del consumo de marihuana

En China, el uso medicinal de la marihuana está registrado en la herbolaria china desde el año 2737 A.C. Su uso como droga parece haber comenzado en la India alrededor de 1000 A.C.; fue cultivado en los jardines del templo por sacerdotes que lo convirtieron en un líquido llamado bhang, que se usaba en ceremonias religiosas.

Desde India, la marihuana se extendió a Medio Oriente. Dado que la fe musulmana prohíbe específicamente el uso de alcohol, se aceptó la marihuana como sustituto, y su uso “impregnó completamente la cultura islámica en unos pocos siglos”.[1] Debido a la euforia que produjo, los árabes lo describieron como el "portador de alegría", "volador del cielo" y "calmante del dolor".[2]

Según el Dr. Gabriel Nahas, investigador de la marihuana, los mayores efectos del uso generalizado de la marihuana se sintieron en Egipto:

Según el historiador árabe Magrizy, el hachís se introdujo por primera vez en el siglo XIII en un momento en que Egipto florecía cultural, social y económicamente. Primero, la droga fue aceptada y utilizada, principalmente por las clases altas, como una forma de autocomplacencia. Sin embargo, cuando los campesinos adoptaron el hábito, fue como un medio para aliviar la tristeza de su vida diaria.[3]

Se desconoce qué efecto tuvo el hachís en la fuerza y la productividad de la civilización egipcia. Sin embargo, continúa Nahas:

La aparición de productos de cannabis en Medio Oriente coincidió con un largo período de declive, durante el cual Egipto pasó de ser una gran potencia a un estado esclavista agrario, explotado por una serie de circasianos, turcos y gobernantes europeos.

Como suele suceder, el propio declive de la nación provocó un mayor uso de estas sustancias, lo que pudo haber acelerado su caída. El hábito del hachís se hizo tan prevalente entre las masas que algunos sultanes y emires intentaron prohibir su uso, sabían que iban en contra de una práctica en la que participaba un gran porcentaje de la población. En el siglo XIV, Emir Soudouni Schekhouni ordenó que todas las plantas de cannabis fueran arrancadas y destruidas, y que cualquier consumidor fuera condenado a que se le extrajeran todos los dientes sin el beneficio de la anestesia.[4]

Por muy poderoso que fuera aquél incentivo, tuvo poco o ningún efecto sobre el hábito nacional del hachís, porque era una adicción sostenida por la entidad más grotesca (el conglomerado de energía negativa que concentra la conciencia detrás de la droga). La entidad del hachís se engancha a las personas de forma incomparable, provoca que sus víctimas den la vida en su defensa; por lo tanto, se vuelven insensibles, incluso a la defensa de su propia vida.

Napoleón se encontró precisamente con el mismo problema. Después de que los franceses conquistaron Egipto en 1798, un oficial dijo: "La masa de la población masculina está en un perpetuo estado de letargo".[5] Napoleón emitió un decreto que prohibía fumar hachís y marihuana, y beber cualquier bebida que contuviera estas sustancias; este decreto también tuvo poco efecto.

Actualmente, en Egipto existen leyes muy estrictas que prohíben el cultivo, la venta, el transporte, la posesión y el uso de hachís. Habiendo experimentado sus efectos negativos, nadie puede convencer a los egipcios de que la marihuana es menos nociva que el alcohol o el tabaco; por su experiencia de siglos de degradación de su gente y su cultura, saben que esta droga es mucho peor.

En otras naciones, como Marruecos, donde oficialmente la intoxicación por marihuana no se considera un gran problema, los funcionarios de salud pública admiten extraoficialmente en privado que es un riesgo importante para la salud. Nadie admite consumir esta sustancia, porque es ilegal. El Dr. Nahas informó que cuando fue a Marruecos para realizar un estudio sobre el consumo de marihuana, los funcionarios de Rabat, la capital administrativa, le dijeron que el cannabis era un problema grave de salud pública; un miembro del personal de un hospital psiquiátrico le dijo que había una alta incidencia de consumo de marihuana registrada en el historial de los pacientes hospitalizados por enfermedades mentales. Entre los fumadores crónicos, hombres de entre treinta y cuarenta años, hubo un deterioro mental y físico extremo.[6]

El Dr. Nahas encontró que aproximadamente cuarenta por ciento de las admisiones hospitalarias en Marruecos por psicosis aguda estaban relacionadas con el consumo de marihuana. Un alto funcionario del gobierno le dijo: “Ustedes los científicos siempre están tratando de abrir una puerta. Usted viene hasta Marruecos para averiguar si la marihuana es dañina cuando podríamos haberle dicho, 'Sí, por supuesto que lo es', hace mucho tiempo”.[7]

La marihuana en el mundo moderno

El rápido aumento del consumo de marihuana en Estados Unidos es uno de los fenómenos más desconcertantes de nuestro tiempo. En la historia temprana de la nación, la planta de cáñamo se cultivaba ampliamente para la producción de fibra, parece que rara vez se usaba como droga. Sin embargo, en las décadas de 1910 y 1920, una gran afluencia de trabajadores mexicanos introdujo el consumo de marihuana en la nación, y su consumo se popularizó entre los trabajadores negros y mexicanos en Texas y Luisiana.

El consumo de marihuana fue adoptado por los músicos de jazz, creían que el uso de esta droga hacía que su música sonara "más imaginativa y original."[8] La marihuana se introdujo en un segmento más amplio de la población cuando la música jazz se trasladó por el río Mississippi hacia las principales ciudades del norte.

En 1937, el Congreso aprobó la Ley del Impuesto a la Marihuana; esta ley prohibía el cultivo, la importación o la distribución de marihuana sin la aprobación del gobierno, excepto con el propósito de usar los tallos para hacer cuerdas o cordeles y para la producción de semillas en la industria de alimentos para pájaros. Hubo cierta controversia sobre la aprobación de esta legislación. Un científico dijo: “Se han exagerado los peligros de la marihuana para la salud y la estructura social de los Estados Unidos. La teoría de la 'hierba asesina' presentada por la Oficina Federal de Estupefacientes está diseñada sólo para asustar a la gente, no para educarla."[9] Sin embargo el debate duró poco, en parte, porque el problema del consumo de marihuana no estaba muy extendido en ese momento.

Además, al aprobar esta ley, Estados Unidos estaba cumpliendo con las obligaciones internacionales asumidas en 1925, en donde Egipto (que tenía experiencia previa con los efectos destructivos de la marihuana) solicitó en la Conferencia Internacional del Opio, de la que Estados Unidos era participante, que se diera a los productos de cannabis el mismo estatus que a los opiáceos.

La generación beat

En la década de 1950 se produjo un aumento en el uso de la marihuana, ya que fue retomada por la generación beat. Esta generación estuvo influenciada por muchos artistas y poetas que se caracterizaron por un ateísmo abierto, la anarquía y la rebelión contra los valores tradicionales. Charles Baudelaire, uno de los héroes de la generación beat, era miembro del Club des Haschischins —el Club del Hachís— que se reunía en el elegante Hotel Lauzun, en el Barrio Latino de París. En su libro "Paraísos artificiales", Baudelaire describió "el gusto por el infinito" como la fuerza en el hombre que lo impulsa a entregarse al hachís y otras drogas.

Sin embargo, Baudelaire vio los peligros de las drogas como un medio para esta búsqueda; escribió: “Como todos los placeres solitarios, hace que el individuo sea inútil para los hombres y la sociedad superflua para el individuo. El hachís nunca revela al individuo más de lo que es él mismo. Además, existe un peligro fatal en tales hábitos. Quien recurre al veneno para pensar pronto será incapaz de pensar sin tomar veneno.”[10] Si bien Baudelaire advirtió los efectos del uso de la marihuana, sus descripciones líricas de los efectos eufóricos de la droga inspiraron a muchos en la generación beat a experimentar con ella.

El "gusto por el infinito" del que habló Baudelaire es la perversión del hambre del alma por el Espíritu Santo. Muchos de los que emprendieron esta búsqueda a través de las drogas se encontraron con la insatisfacción y el descontento. Sin embargo, el descontento es exactamente la cualidad del verdadero chela en el Camino; el verdadero iniciado debe estar insatisfecho con lo que es, porque eso lo impulsa a encontrar a Dios y a los Maestros Ascendidos.

Los caídos vienen con una receta para aliviar el aburrimiento, la igualdad de vida. En lugar de mostrarle a la gente cómo infundir creatividad y alegría en la vida, dicen: "Toma hachís para que puedas tolerar tu vida aburrida, tu día aburrido e ir a otros estados de la conciencia". Esto es algo muy importante, es la razón por la que la marihuana llega en el mismo momento que Saint Germain.

Los años 60

A mediados de la década de los sesenta se unieron representantes de la generación beat y lo que estaba a punto de convertirse en la generación hip, y comenzaron un movimiento político basado en el uso de drogas. La influencia del grupo fusionó el nihilismo y la anarquía de los días beat con la teología psicodélica alucinante de la generación hip.

Entró en escena toda una cultura de la droga, donde la marihuana ocupó el lugar central. Tenía fervor religioso, autoridad religiosa, sumos sacerdotes, gurús, sabios, poetas. Estuvo presente en prácticamente todos los aspectos de la sociedad y en todos los niveles de la escala socioeconómica. Tenía un grupo de presión, varias revistas propias; gozaba de una tolerancia generalizada y, en ocasiones, de la aceptación del gobierno. Se convirtió en parte del tejido de nuestra literatura, nuestro humor y entretenimiento, nuestra interacción social, y se convirtió en un elemento unificador para muchas personas en diversos elementos de la sociedad.

Mientras aumentaba el uso de la droga, la historia completa de lo que la marihuana había hecho a otras sociedades, en el pasado y en el presente, estaba fuera de la mente del público. Esta era una generación a la que le gustaba citar la advertencia del historiador George Santayana: "Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo". [11] Irónicamente, una generación que supuestamente estaba a la moda, o que estaba al tanto, era lamentablemente ignorante sobre los peligros de la marihuana.

Aún más trágico: el movimiento de las drogas detuvo a muchos de los que deberían haber sido parte de la verdadera revolución, la revolución venía de todos modos y no podía detenerse. Fue una revolución en la conciencia, pero no de la marihuana ni de ninguna otra droga.

Timothy Leary, Allen Ginsberg, Jerry Rubin, Baba Ram Dass, et al. no fueron los gurús de la revolución real, aunque pueden haber sido los sumos sacerdotes de las drogas y de la cultura de las drogas de La Atlantida. En resumen, había aparecido un movimiento que no era simplemente una protesta contra un viejo y cansado orden, sino una rebelión contra el nuevo orden de la era de Acuario.

Efectos de la marihuana

Los efectos inmediatos de la marihuana son la intensificación de toda la conciencia sensorial, alteración de la percepción del tiempo y el espacio, aumento del pulso y ojos rojos, hambre intensificada (conocida popularmente como “munchies”) y disminución del control psicomotor, por lo que, por ejemplo, conducir un automóvil es peligroso. Las alucinaciones, la ansiedad y la paranoia, la lentitud mental y la falta de memoria se asocian con dosis altas, pero pueden ocurrir en niveles más bajos de intoxicación.

Muchas personas consumen marihuana porque dicen que les produce relajación y que les ayuda a divertirse. En la actualidad, la marihuana es considerada relativamente inofensiva por; este concepto de la inocuidad de la marihuana es parte de la droga en sí y de las entidades que se conservan en la droga. Esta es su influencia sobre la población: que es inofensiva y que deberíamos ser libres de fumar marihuana si lo deseamos.

Por lo anterior, ha habido muchos intentos de legalizar la droga, a pesar de los efectos negativos probados para la salud. Incluso más allá de esto, están los efectos espirituales, pues están involucrados el chakra de la coronilla, el chakra del tercer ojo y el chakra de la garganta. El enturbiamiento del cerebro con la sustancia de la marihuana y sus derivados químicos llena las células del cerebro con una sustancia por la cual la luz de Dios no puede ser contenida dentro de esas células. Recordemos que las células son tazas; dentro de las células, en realidad, tenemos nuestra conciencia cósmica. ¿Dónde está la conciencia cósmica en el cuerpo? Está en todas partes, no se centra simplemente en el corazón, la mente o el alma: está en cada chakra y en cada célula.

El uso de marihuana tiene como resultado el envenenamiento persistente de los centros profundos del cerebro que están involucrados en la conciencia del placer; por lo tanto, envenena la parte del cerebro que nos permite la plena conciencia de estar vivos. Por eso, muchos consumidores de marihuana tienen una especie de privación sensorial, un síntoma de la marihuana que es el más lento en retroceder y el que tiene menos probabilidades de desaparecer. La incapacidad de experimentar el placer al máximo hace que los consumidores busquen constantemente el placer, porque no se están dando cuenta de la plena satisfacción de la vida. Consumir marihuana involucra a las personas en un objetivo cada vez más alejado de incrementar el placer, que ya no se puede experimentar.

Basándose en sus propias experiencias personales, los consumidores de marihuana creen que es inofensiva porque no perciben dificultades; sin embargo, no pueden percibirlas porque sus facultades de percepción se están destruyendo mientras usan esta droga. Cada vez tienen un nivel menor de capacidad para discernir dentro de sí mismos niveles de su propia conciencia de Dios. Día a día no perciben ningún daño porque la marihuana está destruyendo, no solo los sentidos físicos, también los sentidos del alma. Este es uno de los peligros más sutiles de la marihuana y de la mayoría de las drogas psicodélicas: el consumidor se vuelve incapaz de detectar los cambios en sí mismo.

Ésta es la sutileza del culto a la muerte. Con cada porro, el fumador se ve privado de una cierta esencia de la vida dentro de las células y también de la capacidad de percibir que, de hecho, ha perdido un poco de la esencia de la vida. Por lo tanto, nunca podrá verse a sí mismo como era o como es, porque la destrucción de la capacidad de percibir la vida es inherente a la droga, y esa vida está menguando.

Efectos espirituales

Algunas personas justifican que Dios ha hecho todo para bendición de su descendencia. Pero Dios no hizo la marihuana, el opio ni las drogas que se usan en la actualidad, tampoco las plantas de las que se toman. Lo que las personas no saben es que la marihuana y estas otras drogas fueron creadas por el gran avance de la ciencia Luciferina en la Atlántida y en Lemuria.

La marihuana no es nada nuevo. Es una vieja herramienta de los caídos para hacer que los hijos de la luz bajen a su nivel; cuando lo logran, entonces tienen el control.

Amazonia, Elohim femenino del primer rayo, explica que la marihuana fue consumida hace mucho tiempo por las mujeres amazónicas caídas. Ellas eran iniciadas en la escuela de misterios que patrocinaba, ubicada en América del Sur. Estas mujeres fallaron en sus pruebas, dejaron de ser parte de esa escuela y se lanzaron a la destrucción del hombre.[12] Intentaron destruir al macho, castrarlo y destruir su progenie, ya fueran hijos o hijas de Dios.

Amazonia explica que la entidad de la marihuana es de género femenino. El comienzo de la palabra, ma, muestra el mal uso de las iniciaciones del Señor Maitreya y de la llama de la Madre. De modo que la droga en sí es la manifestación del odio de las mujeres hacia la mujer, hacia Dios como Madre, infligido sobre lo masculino, al hombre. En la pasividad y el letargo inducidos por la droga vemos la intención de destruir el fuego masculino del Kundalini; esta destrucción ocurre a través del abuso del sexo, las drogas y a través de todas las formas de intoxicarse.

Saint Germain dice que la razón por la que la gente quiere marihuana es porque quiere el Espíritu Santo. Hay una luz, una bienaventuranza y una presencia que se llena en el descenso del Espíritu Santo. Aquellos que no se someten al camino de la iniciación a través del Cristo viviente no tienen acceso al Espíritu Santo viviente. La persona del Espíritu Santo es el gran iniciador; los dones del Espíritu Santo se obtienen con esfuerzo y se dan sólo a aquellos que han estado dispuestos a someterse a los rigores del camino de la cristiandad: pureza, honor, integridad, sumisión a Dios y la entrega de la vida por él. Obtener el Espíritu Santo es un milagro asombroso en el que participas.

Los caídos en La Atlantida y Lemuria sabían que habían sido separados del Espíritu Santo, por eso intentaron simular químicamente la estimulación y la dicha, incluso sabiendo que los destruiría en el proceso, pues sabían que fueron autodestruidos por su rebelión contra Dios. Por medio de las drogas disfrutarían del Espíritu Santo sintético y, además, no lo disfrutarían solos, se llevarían a los hijos de Dios con ellos en su dulce muerte.

La marihuana es la perversión de la Madre, es la droga de la muerte. Su presencia denota la presencia de la entidad de la muerte, la entidad del suicidio y el odio más intenso hacia la Mujer y su semilla. En el capítulo 12 del Libro de Apocalipsis, Jesús profetizó que el dragón saldría para hacer la guerra contra el resto de la simiente de la Mujer; la Mujer da a luz al hijo varón, pero el dragón hace la guerra contra la simiente de la Mujer, los hijos de la Luz.

“Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río... Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer, y fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella […]”.[13] La marihuana es parte de esa guerra, la sutileza es la proclamación en todas partes de que es inofensiva.

La antigua conspiración de las drogas

Saint Germain revela que esta tendencia moderna del uso de drogas es en realidad parte de una conspiración que comenzó más allá de los albores de la historia registrada:

Amados, la historia de estas drogas —de marihuana, cocaína, heroína y todas las demás drogas sintéticas fabricadas— es antigua. Por lo tanto, señalo la conspiración de los ángeles caídos, conocidos como los Nephilim, dioses y como los Vigilantes. Identifico su conspiración para controlar las poblaciones de los mundos donde han engendrado su creación experimental, su hombre de mecanización. Para controlar su experimento de laboratorio, han utilizado todo tipo de dispositivos.

Ahora, por lo tanto, otros poderes nefastos que se mueven en contra de la evolución de la vida en todas partes han considerado conveniente usar al hombre de mecanizado, hombre computarizado —hombre de plástico, si se quiere— como creadores de tendencias escalando, con dioses y ángeles caídos detrás, para tentar, burlarse e hipnotizar la semilla del Anciano de Días, la semilla de Cristo encarnado.

Their end is manifold, but it centers on the desire to steal the light of the threefold flame, to draw the lightbearers down into the valleys[14] of the pit itself where they would engage in the practices of darkness. And therefore, there are available fallen angels in embodiment to demonstrate the “way that seemeth right”—to provide the drugs, to direct the processing and to draw mechanization man into the entire conspiracy as they are set up as storefront manikins to be copied by the children of the light....

I come ... so that you will understand that the original conspiracy against the lightbearers and the various evolutions and creations that began long, long ago with the fall of the fallen angels did begin and have its origin with a chemical manipulation and a genetic manipulation, and did come about not only through this vein of addiction and the supplying of the people with all manner of stimulants, but with other modes of conspiracy, thereby to limit the extent of the people to rise, to take dominion over their destiny, to make contact with the octaves of light, or to in any way challenge the fallen angels.[15]

Healing the effects of drugs

We see in the effects of marijuana and other drugs an attack on each of the four lower bodies of man and woman. And along with a temporary sensation of pleasure, there is a long-lasting damage to these bodies. With the taking of psychedelic drugs, there is the shattering of the aura and of the chakras, the tearing of the etheric body, destroying the soul’s sensitivity to the “inner voice” of God within the heart.

Hilarion, the ascended master who is lord of the green ray of healing and truth, and the healing masters tell us that the hope for salvation for those youth who have taken psychedelic drugs lies in the healing ray. For the green flame, when properly used in visualization and fervent calls to the ascended masters and to the angels of healing who minister unto mankind, can actually restore those cells in the brain that have been destroyed. A carefully controlled program of fasting, exercise and proper diet is a necessary adjunct on the physical plane to one’s periods of prayer and meditation. The ladies of heaven stand ready to answer the calls of the youth for wholeness if they will only persist in their invocations and have faith in their eventual healing according to the will of God and as their karma dictates.

Beloved Lady Master Leto, master of science, tells us that all who have partaken of any drugs whatsoever, including alcohol, nicotine and sugar, can be purified of the effects of their use. This healing and purification requires prayer as the invocation of the violet flame, prayer for mercy for departing from God’s covenants, and the saturation of the four lower bodies with the violet flame. This must be accompanied by actual physical fasting: as Jesus said, “This kind goeth not out but by prayer and fasting.”[16] It is important to realize that the contamination of the physical temple must be cleansed by both spiritual and material means.

Leto says:

For indeed the sacred fire can heal those cells and those points, those electrodes placed by God within the brain. And therefore it becomes of a paramount necessity that students of the light go forth with this teaching to the youth of the world, to those who realize the folly of their involvements with the psychic and who desire to return to the Path.

These must have an awareness of the sacred fire, for the Lords of Karma have decreed the dispensation this year that any child of God and any sincere one who has been duped by the drug culture might return to the pristine estate that he had when he came into this embodiment by invocation to the sacred fire, to the healing flame and by petitioning for mercy from the Lords of Karma.

For God is not an avenger of his children, and he does not desire to punish them with eternal damnation. This is the lie of the serpentine force. Our God is a consuming fire;[17] he is no respecter of persons nor does he dwell upon the iniquities that have entered the hearts of men, and therefore mercy goeth forth. But how can it be implemented?

You see, precious hearts, it requires contact with the sacred fire to rebuild the cells and atoms and the perfect design of the Christ mind and the layers of manifestation surrounding each of the chakras that have been forced open through this culture.[18]

Sources

Excerpted from Mark L. Prophet and Elizabeth Clare Prophet, Paths of Light and Darkness, pp. 34–70.

  1. National Commission on Marihuana and Drug Abuse, Marihuana: A Signal Misunderstanding (1972), primera parte, sección I.
  2. JM Campbell, "On the Religion of Hemp", citando a Makhvan, en " Indian Hemp Drugs Commission Report" (Simla, India: 1893-1894), 3: 252.
  3. Gabriel Nahas, ‘’Keep Off the Grass: A Scientist's Documented Account of Marijuana's Destructive Effects (Nueva York: Reader's Digest Press, 1976), págs. 14-15.
  4. Ibid., p. 15.
  5. Ibid.
  6. Ibid., pp. 75–76.
  7. Ibid., p. 75.
  8. Ernest L. Abel, “Marihuana: The First Twelve Thousand Years” (Nueva York: Plenum Pub Corp., 1980), cap. 12.
  9. Nahas, p. 21.
  10. Charles Baudelaire, “El poema del hachís” en “Paraísos artificiales”, cap. 5, citado en Nahas, págs. 17-18.
  11. George Santayana, Reason in Common Sense, vol. 1 de The Life of Reason (1905; reimpresión, Nueva York: Dover Publications, 1980), pág. 284.
  12. Para la historia de esta antigua escuela de misterios establecida por Hércules y Amazonia, vea el dictado de Amazonia del 13 de abril , 1979.
  13. Rev. 12:15, 17.
  14. The Second Book of Adam and Eve tells the story of the children of Jared, who were lured down the Holy Mountain of God by the children of Cain, who committed all manner of abominations and serenaded them with sensual music from the valley below. Jared was a descendant of Seth, the son born to Adam and Eve after Cain slew Abel. See “Prologue on the Sons of Jared” (taken from the Second Book of Adam and Eve), in Elizabeth Clare Prophet, Fallen Angels and the Origins of Evil, pp. 395–407.
  15. Saint Germain, “The Ancient Story of the Drug Conspiracy,” Pearls of Wisdom, vol. 27, no. 32, June 10, 1984.
  16. Matt. 17:21.
  17. Heb. 12:29.
  18. Lady Master Leto, January 2, 1972.