María

El 1 de enero de 1974, en la Ciudad de México, la Virgen María habló de una maestra ascendida que tiene por nombre María:

Entonces, aquí en la Ciudad de México este es un punto de origen de liberación de ciclos, donde hay un foco antiguo del chakra del corazón. Y ese foco fue establecido por un alma que vivió aquí que entregó su vida al corazón de Dios, que fue una santa antes de que se supiera qué es, qué era, o qué significa ser una santa. Por medio de su sintonía interna, por intuición, pero sobre todo por amor a Dios, a quien personificó en la luz del sol y los rayos del sol, esta alma ganó su ascensión por la unidad con el corazón de Dios, el corazón de Cristo y incluso los corazones de toda la humanidad.

Así [es] el registro y la memoria de una de esas antiguas sacerdotisas que mantenían la llama en uno de los doce templos que rodeaban el templo central de Mu. Una vida que ha dejado un registro, y esa sacerdotisa no cayó con las demás, no abandonó su deber y su vocación de mantener la llama. Y volvió a encarnar después de ese período de la experiencia en el templo y después de la caída de Mu. Y esa encarnación final fue la piedra angular por la cual, como veis, habiendo sido separada de la cultura de Mu y de la memoria precisa de los rituales del fuego sagrado, ella, sin embargo, retuvo la devoción, y la devoción, moviéndose con armonía, se convirtió en su victoria y su corona.

Ahora podéis ver por qué los norteamericanos a menudo se sienten atraídos por México y la Ciudad de México, porque también desean encontrar el equilibrio, que es el equilibrio del corazón. Sin embargo, también tenéis un foco del chakra del corazón en el Templo de la Llama Rosa Cristalina y en Canadá en el retiro de los Elohim Heros y Amora. Allí, en el lago Winnipeg, la liberación de amor forma un arco hacia San Luis, otro arco hacia la Ciudad de México y otros arcos hacia las ciudades de América del Sur, donde algunos han mantenido la llama de la devoción. Y muchos han mantenido esa llama, aunque no al grado de esta alma.

Por tanto, he traído conmigo a esta maestra ascendida hoy, cuyo nombre la Hermandad no ha revelado, cuyo nombre no será revelado hoy. Pero por su devoción a mi llama, a la Virgen Cósmica, muchos la han llamado María: María por el rayo de la Madre.

Y ese nombre siempre será la acción impersonal-personal del rayo femenino para todos los que defienden la elevación de la vida femenina, las energías femeninas, para la exaltación de lo masculino y la liberación del Espíritu.

Notas

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 1, “María”.