Orión, el Anciano de las Montañas

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Orión es un gran patriota de luz que trabaja con Godfre y Saint Germain para expandir los fuegos de la libertad desde el corazón de la montaña hacia los corazones de la humanidad. Vivió en los Estados Unidos y ascendió en el siglo XX. Tiene un foco en las Montañas Rocosas y trabaja de cerca con la vida elemental y los cuatro seres de los elementos para mantener el equilibrio de La luz en la Tierra concentrada en el oro.

Su servicio

En 1975 habló de su servicio:

YO SOY el Anciano de las Montañas. No habéis conocido mi llama, pero habéis conocido mi nombre. Orión me llamo, y habéis cantado a la aureola del alba. Me habéis llamado Anciano, y yo he reído con un guiño; porque si me pudierais ver os preguntaríais si soy o no soy un anciano, un joven, o quizá algo entre medias. Vengo escalando las cimas de la vida. Y trabajo con la vida elemental y con el Dios Tabor, abarcando las cadenas montañosas de Norteamérica. Voy en busca de un chela, como una vez fui en busca de un gurú, como conocí a mi maestro en la montaña.

¡Soy un devoto de la libertad y me enorgullece que me llamen patriota de la vida! Porque yo emito el fervor de mi corazón, y ese fervor es una esfera de luz rosa alrededor de cada estrella naciente; las estrellas de vuestra alma, las estrellas de la bandera que ondea al viento, las estrellas de las naciones, las estrellas de los cuerpos planetarios. Y camino con Godfre; camino con Saint Germain, siempre encendiendo, con el fervor de mi corazón, los valiosos conceptos de libertad que ellos tienen por la humanidad. Y al caminar, muchas veces en silencio, meditando en las palabras del Dios Obediencia y del Maestro de la llama de la libertad, también los oigo estar en busca de un chela; no uno, sino muchos[1].

Con claridad y énfasis, él, que está ascendido, destaca la necesidad de constancia en la solicitud por parte de cada estudiante a su propia Fuente Divina individualizada buscando guía en este mundo de la forma hasta que se una a su Fuente en la ascensión en la luz. Porque nadie puede alcanzar la inmortalidad de forma indirecta, mediante los esfuerzos de otro. El amado Orión, como ánimo a sus estudiantes, habla de la necesidad que tuvo de solicitar a su Fuente Divina dirección durante su Armagedón personal cuando, a una temprana edad, en su última encarnación, su sustancia no transmutada, expresada como un delito, desconcertó a sus padres y produjo la condenación de sus asociados. Pero su fe en Dios y el persistente esfuerzo hacia la maestría fue tal que logró su victoria eterna en la luz.

Su última encarnación

Orión habla de un punto de cambio en su última encarnación:

Cuando aún no estaba ascendido y me encontraba contemplando las enormes Sierras, al mirar las montañas, fui inspirado con la exaltación del alma. Y una noche, al tumbarme en el campamento solo, oyendo la música de las estrellas, mi alma remontó el vuelo saliendo de mi forma y conscientemente abandoné mi templo corporal por primera vez. Tumbado allí, en las montañas, mirando las estrellas, la mirada de mis ojos contactando los centros ígneos giratorios transportó mi alma al cuerpo causal de los seres ascendidos y a mi Presencia YO SOY, y tuve un anticipo del vuelo del alma hacia la ascensión.

¡Y cómo me regocijé al conocer lo que Dios tiene guardado para todas las almas vivas! ¡Cómo me regocijé en ese momento, trascendiendo los planos de conciencia, ver a los siervos de Dios como ángeles, serafines, silfos y seres maestros! Y vi cómo un cosmos es una sucesión, uno por uno, de templos corporales, de vórtices ígneos de conciencia llegando a ser Dios, de Dios llegando a ser una identidad en manifestación por medio de los ciclos de las estrellas y los cuerpos de fuego.

Y mi propio gurú, en esa santa noche, vino con una visita sobre el nacimiento del Varón; y vi al Cristo nacer, y vi el registro del descenso del alma de Jesús a esa forma. Igual que me había elevado de mi templo corporal para experimentar los planos de los cuerpos causales, vi cómo el alma del Avatar de la era había descendido de su cuerpo estelar a la forma. Y así vi los ciclos de la vida ascendiendo y descendiendo, descendiendo y ascendiendo, y almas sobre la escala queriendo alcanzar las estrellas.

¡Había nacido el propósito cósmico! Y pensé: “¡Debo dejar constancia! Debo hacerlo para todos esos de abajo que no han tenido la visión de la iniciación y la libertad”. Y el maestro me dijo: “Hijo mío, cuando estén listos, tendrán la misma iniciación que tú has recibido. Y hasta esa hora y ese momento, que tu comunicación sea con el núcleo de fuego del Yo y que sea la afirmación de la Realidad. Que sea la instrucción de las almas en lo exterior; no de lo supremo, sino del siguiente paso en el Sendero.

«No pongas cargas sobre las almas de Terra con el conocimiento de los pasos en lo alto de la montaña, donde las grietas rocosas son verdaderamente formidables. Ellos no se pueden equiparar con la iniciación superior. Se interesan por el siguiente paso; y ese paso bien puede ser cómo pagar la factura de la luz y cómo comprar los alimentos y cómo consolar al niño que está enfermo y cómo ganarse la vida y cómo hacer el pan. Estas son iniciaciones que allanan el camino para la unión mística del cuerpo de Dios en la tierra y el cuerpo de Dios en el cielo».

Y así, con estas palabras y más enseñanza así de profunda y tan gozosa que os dejo para que la recibáis mediante la comunión de vuestro propio Maestro de la Vida, descendí una vez más a mi templo corporal en lo alto de las Sierras, y me encontré de nuevo mirando las estrellas en el firmamento del ser de Dios. Y me froté los ojos, y dije: «¿Fue un sueño? ¿Fue un sueño?». Y en mi alma supe que había contactado una enormidad y un plano de la mente donde pocos son los privilegiados que pueden estar.

Y cuando llegó la mañana, y el sol, y el sonido de los pájaros, recordé el sonido de las estrellas y vi incluso a los pájaros como emisarios de la jerarquía, hablando a oídos que no escuchan el sonido interior, ¡cantando sobre un acorde perdido, cantando sobre la jerarquía! Y miré a los pájaros y a todas las clases de pájaros, y dije: «Esto es jerarquía. Esta es la manifestación física de todos los seres que habitan en las esferas». Y al pensar en la naturaleza y los árboles y las montañas y la roca y las partículas del ser, supe profundamente: Dios es el Todo en todo. ¡Dios es el Todo en todo! Simples palabras, lo sé; pero cuando se experimentan, profundas más allá de la palabra. ¿Y qué se le puede decir a un amigo por el camino de la vida cuando has recibido la iniciación de las estrellas? Mejor guardar silencio, y decir: «¡Dios es el Todo en todo!»[2].

Por su lente de perfección de maestro ascendido, el amado Orión ha observado la maldad en altos puestos de estos días postreros, y ha disertado sobre el complot sutil y nefasto de las fuerzas de la negación para sabotear la economía mundial y producir la bancarrota final mediante el excesivo ajuste de precios e impuestos, la exportación del oro de los Estados Unidos y la devaluación del dólar. No es que la moneda del reino vaya a comprar nuestro pasaporte al cielo, pero lubrica la maquinaria de nuestros vehículos de transporte hacia metas eternas. Es este tren espiritual de progreso lo que las hordas de la sombra quisieran descarrilar; es la bancarrota espiritual lo que desean precipitar; es el oro de los valores celestiales lo que quieren devaluar; es el alma de los hombres lo que desean tener para poder bloquear todo lo que Dios considera lo más querido para el hombre. El Anciano de las Montañas suplica para que decretemos para el control Divino de la economía.

Orión nos dice:

¡Regocijaos ahora! Porque estoy cerca; y tomo mi bastón de andar y subo por las montañas y afianzo mi llama en un cuerpo físico y tangible. Y poco a poco, uno de estos días, cuando estéis caminando por las montañas, puede que veáis a lo lejos la forma de alguien, quizá un anciano, quizá un joven, ¡quizá la llama de Orión! De mi corazón a vuestro corazón, la llama de la montaña brilla[3].

Retiro

Artículo principal: Retiro de Orión

Orion mantiene un enfoque en las Montañas Rocosas.

Fuentes

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 1, “Orión”.

  1. El Anciano de las Montañas, “Fiery Vortices of Consciousness Becoming God (Vórtices de fuego convirtiéndose en Dios)”, en Elizabeth Clare Prophet, The Great White Brotherhood in the Culture, History and Religion of America (La Gran Hermandad Blanca en la cultura, historia y religión de los Estados Unidos), pág. 231.
  2. Ídem, págs. 232–34.
  3. Ídem, pág. 236.