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Kuan Yin/es: Difference between revisions

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[[File:0000214 kuan-yin-on-a-dragon-2331AX 600.jpeg|thumb|Kuan Yin riding a dragon]]
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Si usted espera recibir perdón, entonces debe estar listo para perdonar setenta veces siete, como enseñó el Maestro Jesús. «En lo pequeño y en lo grande, la humanidad es puesta a prueba», dice Kuan Yin, «y el fanatismo que queda en la conciencia de algunos también es una falta de perdón. Los que no pueden perdonar a su prójimo porque no piensan o veneran como ellos, esos tienen la dureza de corazón que encasilla la llama del amor y también impide el flujo de la sabiduría»<ref></ref>.  
Si usted espera recibir perdón, entonces debe estar listo para perdonar setenta veces siete, como enseñó el Maestro Jesús. «En lo pequeño y en lo grande, la humanidad es puesta a prueba», dice Kuan Yin, «y el fanatismo que queda en la conciencia de algunos también es una falta de perdón. Los que no pueden perdonar a su prójimo porque no piensan o veneran como ellos, esos tienen la dureza de corazón que encasilla la llama del amor y también impide el flujo de la sabiduría»<ref>Kuan Yin, “Mercy: The Fire that Tries Every Man’s Works (Misericordia: el fuego que pone a prueba las obras de todo hombre)”, ''Perlas de Sabidurías'', 1982, segundo libro, pág. 95.</ref>.  


La misericordia de la ley es como una calle de dos sentidos. Es la señal que enviamos a Dios y la señal que él devuelve. Una calle de dos sentidos da por sentado la reciprocidad con Dios. Si esperamos misericordia de Dios, entonces debemos ofrecer misericordia a todo cuanto tiene vida. El cumplimiento de la ley de la misericordia debe ser para la liberación suprema de todas las almas. Así, al perdonar a la vida, la vida nos perdona a nosotros.
La misericordia de la ley es como una calle de dos sentidos. Es la señal que enviamos a Dios y la señal que él devuelve. Una calle de dos sentidos da por sentado la reciprocidad con Dios. Si esperamos misericordia de Dios, entonces debemos ofrecer misericordia a todo cuanto tiene vida. El cumplimiento de la ley de la misericordia debe ser para la liberación suprema de todas las almas. Así, al perdonar a la vida, la vida nos perdona a nosotros.