Templo de la Verdad
El Templo de la Verdad se encuentra en el reino etérico, sobre la isla de Creta, donde quedan las ruinas del Templo de la Verdad físico original del período en que la isla formaba parte de Grecia, en el continente.
El maestro ascendido Hilarión es el jerarca del retiro y Palas Atenea, Diosa de la Verdad, es la Patrona. Juntos dirigen las actividades de la Hermandad de la Verdad, huestes angélicas que prestan servicio en el quinto rayo y corrientes de vida no ascendidas que llegan en sus cuerpos sutiles entre encarnaciones y también durante el sueño para aprender la verdad de todas las enseñanzas, especialmente la ley cósmica, la ciencia de la curación, las matemáticas, la música, la geometría divina y la ciencia de los ritmos engrámicos, las leyes de la alquimia y la precipitación.
La Hermandad de la Verdad se dirige a las almas que han quedado desencantadas por las falsas enseñanzas, que se han vuelto escépticas y agnósticas, incluso ateas. También patrocina a todos los instructores de la Verdad, siervos de Dios, líderes religiosos y misioneros trabajando constantemente para llevar su conciencia hacia una mayor apreciación de la plenitud de la Verdad, de la cual quizá hayan experimentado sólo una parte, una parte que pensaron era la totalidad y que así enseñaron.
La Hermandad también trabaja incansablemente para introducir matrices de la Verdad en la conciencia de la humanidad, allá donde aparezcan la imperfección y el error. Supervisa el escenario en un intento de hallar uno o más contactos que sean receptivos a la vibración superior que trazará el perfecto plan, patrón o idea de un empeño o servicio en particular.
Las ruinas del templo son sólo un recordatorio más de que allá donde la luz se eleva y la virtud es desposada, las hordas de la oscuridad se reúnen para destruir y derrumbar, para que la llama no se eleve más allá de la mediocridad de su conciencia y la consuma. Después de la violación del Templo de la Verdad, la orden de Delfos bajo la Maestra Ascendida Vesta (llama gemela de Helios y la primera Diosa de la Verdad para la Tierra) y Palas Atenea dirigieron la entrega de mensajes a través de corrientes de vida encarnadas, llamadas el Oráculo de Delfos. La sabiduría entregada a través de ellas fue de gran ayuda a los que, encarnados, guardaban la llama de la sabiduría y la verdad por la humanidad. Al final, un miembro de la orden traicionó su servicio, y con ello la dispensación fue retirada.
Definición
El templo etérico es una réplica del foco físico construido a la misma escala que el Partenón. Largos escalones de mármol conducen al edificio con columnas, decorado con friso de oro. Las aulas y las salas de consejo del Templo de la Verdad se encuentran en la inmensa zona debajo de los escalones ascendentes de mármol. El altar de cien pies en el centro del templo, un único pilar hermosamente tallado, sostiene el foco de la llama de la verdad en un brasero dorado.
Los hermanos y hermanas que cuidan de la llama y que sirven en este retiro forman cuadrados concéntricos en la base de la columna. Sus puestos están marcados por diseños en mosaico, y entre el cuadrado más interior y el pilar hay mosaicos representando a grandes maestros y seres cósmicos que han servido a la causa de la Verdad a los largo de las eras.
La llama de la Verdad es de un verde muy brillante y fogoso, del color que compele la precipitación, la realización, la alquimia, la practicidad, la curación y el rejuvenecimiento. Lo abstracto, lo efímero, lo intangible, todo eso se vuelve concreto por la llama de la Verdad y el servicio prestado por todos los que están dedicados a la vida de Dios, de la cual es aquella un foco.
Asistir al retiro
Hilarión nos invita a que asistamos a las clases de su retiro:
Cuando vengáis al Templo de la Verdad, estad preparados para la recepción de Lanello, nuestro Hermano de la Verdad recién ascendido, que debido a su logro viste la túnica de nuestro retiro y da conferencias en nuestras salas, enseña y predica como antaño según el evangelio de Jesucristo, quien enseñó a sus discípulos a convertirse en pescadores de hombres.
Si deseáis ser pescadores de hombres, si deseáis llevar la espada de la Verdad y vestir nuestra túnica, entonces venid y sed iniciados, y recibid una justa porción de los fuegos de la Verdad. Porque nuestro Dios es un fuego consumidor, y él consumirá en esta hora todo aquello que esté aliado con el error y que profane la imagen de la Santa Virgen[1].
Véase también
Notas
Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 2, “El Templo de la Verdad”.
- ↑ Elizabeth Clare Prophet, The Opening of the Temple Doors (La apertura de las puertas del templo), capítulo 5.