Dos Hombres Que Se Pusieron Junto a Ellos Con Vestiduras Blancas
Los Dos Hombres Que Se Pusieron Junto a Ellos Con Vestiduras Blancas se mencionan en la Biblia al lado de Jesús cuando éste «fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos»[1]. Se aparecieron a los discípulos y prometieron que los que lo habían visto ir al cielo también lo verían venir de igual manera.
La ascensión de Jesús
Estos dos testigos son emisarios de Lúxor. Están «junto a» ellos para concentrar la luz de Alfa y Omega en la ascensión de los hijos y las hijas de Dios. Sus vestiduras blancas son la condensación de la llama de la ascensión. Estos dos maestros han explicado su papel de asistir a la ascensión de Jesús de la siguiente forma:
La razón por la que dos de nosotros fuimos a asistir a la ascensión de Jesús desde Lúxor fue para poder sostener por él, en la manifestación exterior, incluso en la octava física (motivo por el cual nuestros cuerpos fueron bajados hasta ese nivel), el foco de Alfa y Omega, el foco del caduceo, porque la llama de la ascensión es la plenitud de la luz del Padre, la Madre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Por consiguiente, asistimos a su ascensión, tal como los que reciben la ascensión en el Retiro de la Ascensión reciben el ministerio de dos ayudantes que los protegen cuando se unen a la columna de fuego en elevación sobre el altar y el sagrado estrado. Fue, pues, un esfuerzo de la jerarquía, aunque jamás eclipsaríamos el logro del amado Hijo de Dios, porque verdaderamente la totalidad de su conciencia inmersa en el Creador de la Vida era una maravilla de maravillas hasta para nosotros, que muchas veces somos testigos de almas que ascienden.
Sin embargo, igual que los ángeles permanecieron en la tumba mientras él resolvía la llama de la resurrección y la victoria sobre la muerte, la Ley exige que se mantenga el equilibrio. Y recordaréis que David Lloyd recibió la copa del ahora maestro ascendido Godfre, y os daréis cuenta de que el propio Godfre era el punto de concentración de la luz blanca. Y estuvo con nosotros, que estábamos en los niveles internos, protegiendo la matriz mientras este hijo de Dios pasaba desde el plano de la Materia al del Espíritu.
Y por eso cuando más aprendáis sobre los funcionamientos internos de la jerarquía, más comprenderéis que, en verdad, el sendero de iniciación es un esfuerzo conjunto de siervos ascendidos y no ascendidos del Altísimo[2].
Templo de la Ascensión
Normalmente los candidatos a la ascensión viajan a Lúxor para realizar los últimos preparativos para la ascensión al final de su última encarnación. Algunos esperan cierta cantidad de horas, días, semanas, meses o años antes de recibir la oportunidad de realizar la ascensión desde los niveles internos.
Sin embargo, a otros que han servido a la jerarquía y saldado más del 51 por ciento de su karma, y que han estado asociados con el mantenimiento del equilibrio de cierta zona geográfica o con la transmutación de ciertas condiciones de gran oscuridad de civilizaciones antiguas, se les ha asignado la realización de la ascensión desde el mismo lugar en el que pasaron sus últimos días. Esto, por ejemplo, ocurrió con la Virgen María, Clara Louise Kieninger y el mensajero Mark L. Prophet, cuyo registro de la ascensión permanece afianzado sobre la zona de Pikes Peak, en Colorado.
Serapis Bey revisa periódicamente los registros de los chelas de muchos de los maestros ascendidos que sirven a las evoluciones de la Tierra. Cuando algún estudiante ha manifestado cierta alquimia de logro, Serapis informa al Guardián de los Pergaminos y a otros maestros ascendidos en Lúxor de que tales personas pueden recibir la marca de candidatos a la ascensión. Esta marca es una flor de lis blanca, una insignia que es un foco de fuego blanco de la llama de la ascensión.
Esta insignia es reconocida por todas las huestes ascendidas, los ángeles y elementales, y el que se la ha ganado recibe una extraordinaria ayuda de los miembros de la Gran Hermandad Blanca. Todos los que se encuentran en las octavas del Espíritu se esfuerzan por vigilar y rezar por los que se están haciendo camino hacia el sendero de la ascensión. Existen candidatos a la ascensión en muchos países de la Tierra y la mayoría están conectados con las disciplinas del camino de Cristo o las del camino del Buda; dos senderos que proporcionan, por encima de todos los demás, un perfil de cómo se vive y se camina correctamente con Dios.
Estos dos maestros hablan de su servicio en Lúxor:
Nosotros también damos clases sobre cómo tejer la vestidura sin costuras, y os sorprendería cuántas veces los iniciados deben empezar de nuevo una y otra vez debido a la irregularidad del campo energético de las líneas y los hilos, los hilos que representan la conciencia, los pensamientos, los sentimientos. Los pensamientos son la urdimbre, los sentimientos son la trama y el fuego del cuerpo etérico es la suavidad de la tela que ha de cubrir, como un campo energético de protección áurica, el cuerpo físico y todos los cuerpos.
Algunos de vosotros que habéis tomado clases de costura os habréis encontrado cosiendo, luego deshaciendo, luego cosiendo y luego deshaciendo, y podéis entender la paciencia que hay que tener cuando se trabaja en la vestidura sin costuras. Y los maestros del Templo de la Ascensión tienen un ojo muy fino para la cualidad de la vestidura y nunca, nunca, dejan pasar imperfección alguna en el tejido[3].
El sendero de la ascensión
Estos maestros señalan la importancia que tiene la atención a los detalles de la vida en el sendero de la ascensión:
Comprended, pues, que el sendero de la ascensión no es nada más que detalles. El discípulo es quien posee la conciencia del detalle, quien no deja piedra sin remover, quien disciplina al yo, quien comprende que las pequeñas victorias en conciencia, pulgada a pulgada, es lo que da la victoria final, igual que las gotas de lluvia, una a una, forman los torrentes y los ríos de la vida.
Al acercaros, pues, a la maestría de los rayos secretos desde la maestría de los siete rayos, comprended que os acercáis más y más al núcleo ígneo de vuestra ascensión. En los siete rayos de maestría, os interesa conquistar el mundo y forjar el sendero de luz. Pero los rayos secretos exigen la muy delicada percepción de los hilos y las líneas, y el entrelazado de los hilos y las líneas, pues esto es verdaderamente el tejido de la vestidura sin costuras…
Y así el Sendero continúa, los peregrinos continúan en el Sendero y nosotros observamos y esperamos. Y llegará un tiempo en que aquellos de vosotros que hayáis sentido ahora este fuego en el corazón, y que continúan sintiendo cómo arde, llegará un tiempo en el que dos de nosotros, o bien nosotros o bien otros que prestan servicio en pareja desde el Retiro de Lúxor, acudirán a vosotros, quizá una década, quizá más, antes de vuestra ascensión para ayudaros con el flujo de las corrientes de vuestros cuerpos físico, emocional, mental y etérico[4].
Notas
Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 1, “Dos Hombres Que Se Pusieron Junto a Ellos Con Vestiduras Blancas”.