Château de Liberté

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Château Borély, situado cerca de la desembocadura del río Ródano en las afueras de Marsella, rememora el retiro de Pablo el veneciano

En el sur de Francia, a orillas del río Ródano, hay un foco de la llama de la libertad así como el retiro presidido por Pablo el Veneciano, chohán del tercer rayo. La presente descripción del retiro de Pablo corresponde al foco etérico, que es congruente con un castillo, extendiéndose mucho más allá del castillo físico, que está mantenido por el propietario, una familia francesa. Gran parte de los alrededores guardan parecido con el equivalente etérico; sin embargo, el maestro rara vez se manifiesta en la octava inferior. El castillo contiene muchas obras de arte importantes y en ciertos momentos del año se abre al público, igual que las grandes salas del retiro etérico se abren a los estudiantes del Veneciano que vienen a estudiar arte y cultura así como los verdaderos conceptos de la libertad.

Definición

Este extenso retiro se presta a las funciones de galería, museo y archivo de arte y artefactos de muchas culturas y civilizaciones. Un Versalles con esplendor propio, contiene un sin fin de aulas donde las obras de arte de todas las épocas están expuestas. Las pinturas de Pablo, de sus estudiantes y otros maestros abundan. Aquí se han celebrado talleres para músicos, escritores, escultores, estudiantes de canto así como oficios de todo tipo; y maestros ascendidos de todos los rayos han introducido nuevas técnicas en todas las especialidades del arte.

El arte de la belleza y el arte de la libertad están evidenciados por doquier. Cuando uno se encuentra en el paisaje de los alrededores, disfruta de la subida y bajada de las aguas de las fuentes de mármol, los trinos musicales de los pájaros de plumaje multicolor, los nenúfares en los estanques, las bellas y fragantes rosas que adornan las elegantes columnas de mármol, y las magníficas estatuas de tantos siglos atrás.

En el interior de los muros presenciamos también una exhibición de la grandiosidad de expresión en la escultura, la pintura y la música: piano, chelo, órgano, arpa y el alegre cantar de las muchas voces de los coros. Los expertos y exponentes de bellas artes –música, escritura, escultura– frecuentan el Château como invitados para imbuirse de la radiación de su belleza.

Pero uno no sólo ve la escultura del ingenio y escucha la música de las esferas, también los toscos intentos de aficionados esperanzados, los tímidos empeños de los principiantes que han dado sus primeros pasos precavidos en la escala del logro. Es fácil disfrutar de la belleza y la fragancia de la flor cuando sus pétalos están abiertos, pero el tierno brote que acaba de asomar por la tierra es el que necesita el cuidado del amor divino.

En el interior de los muros del Château, por tanto, la más tosca de las expresiones tiene un lugar de honor. Porque al menor de estos aspirantes, el maestro ascendido Pablo ofrece su cuidado amoroso, para que sus primeros intentos no se marchiten ni el capullo se caiga del tallo. Dentro de la circunferencia de su conciencia él acoge a aquellos hijos de motivos puros, porque considera el corazón de cada hombre como un «Château de Liberté», dentro del cual está amparada la llama de la libertad, latiendo para expandir algún talento, don o gracia; la faceta individual de la intención Divina para cada corriente de vida. Él ve el potencial de cada persona y valora su razón de ser para ayudar a cada cual a refinar sus toscas expresiones y convertirlas en hermosos diseños, ya sea en la habilidad para gobernar, la enseñanza, las bellas artes, la ciencia, la medicina, el servicio o la comprensión de la Verdad pura.

Como anfitrión en su retiro, Pablo saluda –con la dignidad y majestuosidad de un ser ascendido– a todos esos chelas de su corazón. Más allá de la entrada al retiro etérico, entran a una amplia sala donde se quedan embelesados por la radiación del lienzo de la pared al frente. Se trata de la pintura que Pablo ha hecho de la Santa Trinidad. Sus emanaciones vibrantes por toda la cámara de entrada inspiran en cada observador una maravilla reverencial tal, que éste no se atreve a moverse ni a hablar durante largo tiempo. El Padre celestial está representado como una majestuosa figura, la imagen de Jesús representa el Hijo, y una impresionante paloma blanca, con una envergadura de nueve pies, focaliza el Espíritu Santo. Comenzada antes de ascender y terminada después, esta gran obra de arte concentra las dos dimensiones del servicio de Pablo a la Tierra. Debajo de la pintura Pablo inscribió con letras doradas: «El perfecto amor echa fuera el temor».

Al acostumbrarse a ese estado exaltado, los estudiantes pasan por el suelo de mosaico y descienden por la escalera, pasando por el pasillo que conduce al auditorio conocido como la Sala de la Llama. La llama trina de la libertad está en el centro de la sala, focalizada dentro de un cáliz dorado. En la base del cáliz hay una concentración de niebla de fuego cristalina, la luz blanca de la cual procede la llama trina. El foco de la llama de la libertad fue traído aquí por la Diosa de la Libertad desde el Templo del Sol, cerca de lo que hoy día es Manhattan, justo antes del hundimiento de la Atlántida, cuando la estructura física del Templo del Sol fue destruida por el cataclismo.

La radiación de la llama vuelve la sala tan brillante como el sol. Las pinturas de Pablo representando a los santos y sabios de todos los tiempos adornan las paredes circulares de la sala. Los devotos entran en la Sala de la Llama para mostrar sus respetos a la llama y para absorber brevemente sus pulsaciones, que se expanden como el ritmo de un gigantesco latido cardíaco. El foco es tan intenso que se les pide que mediten en otras salas del retiro disponibles para tal finalidad. Todo el retiro vibra al ritmo de la llama de la libertad.

El diseño en flor de lis que vemos en el retiro es el símbolo de la llama trina. No es una simple coincidencia que los monarcas de Francia adoptaran este símbolo como emblema suyo, pues la verdadera llama de la libertad ardía en su tierra natal.

Asistiendo al retiro

Durante siglos Pablo ha creído que la belleza es una parte necesaria de los procesos del pensamiento y el sentimiento en aquellos que desean el progreso espiritual, que desean obtener su libertad y su independencia para hacer la voluntad de Dios. Cree que la capacidad que tengamos de apreciar la eterna belleza se expandirá de acuerdo con la adoración que demos a nuestra Presencia Divina. Hablando a sus chelas, ha dicho:

Vengo como señor del tercer rayo del amor divino de Dios, para fortalecer a los niños de Dios con el poder de la fortaleza del SEÑOR, con la que él fortaleció a su profeta de antaño…

Quisiera imprimir en vosotros los mismísimos patrones que surgen del corazón de Dios; patrones que, como copas florales, están compuestas de la exacta geometría que se requiere para sostener un impulso acumulado de amor en el planeta en los últimos días.

Queridos corazones, una cosa es tener en la mente una idea del amor, pensar en el amor, aceptar el amor cuando todo va bien; pero yo quisiera prepararos para que atraigáis el amor como un vórtice de esencia de luz pulsante que no es movida, que no puede ser movida, pase lo que pase. Sostener un foco de amor cuando todo el mundo está desconcertado por la descarga de sus odios es la vocación de los avatares y de sus chelas, que no consideran el coste cuando lo dan todo por la salvación del planeta y su gente.

Ahora bien, deseo llevaros a mis sesiones de simulacros. Sí, en mi retiro hacemos simulacros. Aquellos de vosotros que pensáis que pasamos los días y las noches con pinturas, esculturas y las divinas artes debéis comprender que cada uno de los siete rayos surge del núcleo de fuego blanco del Ser de Dios, y en ese núcleo de fuego blanco está el complemento total de su conciencia. Y así, tengo un ejército de portadores de belleza, aquellos que llevan la conciencia de la belleza a la humanidad; y marchan en formación y se someten con mucho amor a las disciplinas de Serapis Bey. Porque ven que del centro flamígero de la pureza ordenada surge el patrón con el que pueden, no sólo precipitar la pureza, sino también entregarla a la humanidad e imprimir en ella la conciencia de la raza.

Los patrones de hermosura son la salvación de la humanidad, porque cada diseño perfecto que se origina como arquetipo divino dentro del centró ígneo de la vida, y que luego es embellecido por la adoración de los querubines y los ángeles rosa llameantes, presenta a la conciencia de la humanidad una pasión por vivir, por esforzarse y por alcanzar la meta suprema, que es la reunión con el Yo Divino…

En nuestros simulacros, imprimimos en los neófitos así como en los discípulos avanzados de nuestro retiro la necesidad de disciplina en la exteriorización de la belleza. Enseñamos a la mente, mediante la meditación, las formas perfectas. Enseñamos las emociones del control Divino. Y mostramos cómo cada cual puede comandar los sentimientos perfectos de Dios para que sean receptáculos de la luz de Dios dentro de su conciencia y cómo, en el nombre del Cristo resucitado, puede negarse a admitir nada más, especialmente las numerosísimas emociones de la mente de las masas.

Esto se puede hacer, queridos corazones. No dudéis de que, incluso en vuestro actual estado, podéis elevaros rápidamente –no importa cuál sea vuestro nivel de logro– hacia una mayor maestría sobre vosotros mismos y un mayor control de los fuegos de la creación. Porque al fin y al cabo, los fuegos de la creatividad contenidos en el campo energético del hombre determinan lo que él puede lograr en su lapso terrenal.

Si estáis listos para las disciplinas del amor, entonces os invito a que vengáis a Francia, al Château de Liberté. ¡Venid en alas de canto y en alas de gloria[1].

Véase también

Pablo el Veneciano

Diosa de la Libertad

Notas

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Los Maestros y sus Retiros, Volumen 2, s.v. “Château de Liberté”.

  1. Pablo el Veneciano, “The Opening of the Temple Doors III (La apertura de las puertas del templo III)”, Perlas de Sabiduría, vol. 16, núm. 12, 25 de marzo de 1973.