Ángel caído

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Arcángel Miguel arroja a los ángeles caídos del cielo, ilustración de Gustave Doré para El paraíso perdido
Parte de una serie de artículos sobre la
falsa jerarquía



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Los ángeles caídos son aquellos que siguieron a Lucifer en la Gran Rebelión y cuya conciencia, por consiguiente, «cayó» a niveles más bajos de vibración y conciencia, ya que, en cumplimiento de la ley, fueron «arrojados a la tierra»[1] a manos del Arcángel Miguel, y, debido al karma por desobediencia a Dios y a Su Cristo y por haber blasfemado contra Sus hijos, obligados a asumir un cuerpo físico denso y evolucionar en él.

Ángeles y libre albedrío

El libre albedrío de los ángeles es el libre albedrío de Dios. Ellos están obligados a cumplir la voluntad de Dios, pues a diferencia del hombre, no han recibido la libertad de experimentar con la energía de Dios. Aunque los ángeles comenten equivocaciones que producen resultados contrarios a la voluntad de Dios, más tarde pueden rectificar sus errores y volver a alinear la energía en cuestión con la voluntad de Dios.

La rebelión angélica contra la voluntad de Dios es de un orden distinto al ejercicio que hace el hombre del libre albedrío y que produce karma. El libre albedrío es esencial en la expansión de la identidad Divina por parte del hombre dentro del marco de la Gran Ley. El hombre recibe la libertad de experimentar con su libre albedrío, pues es un dios en potencia.

Por otro lado, los ángeles, que tan solo toman parte del libre albedrío de Dios, abandonan su altísimo estado si se rebelan contra la voluntad de Dios, cuya realización les han encargado. Así, si un ángel decide actuar contra la voluntad de Dios, debe ser expulsado del reino angélico y enviado al reino de escabel para que encarne en el reino del hombre.

El hombre, hecho un poco menor que los ángeles,[2] ya está confinado a las esferas inferiores de la relatividad. Por tanto, cuando genera karma negativo, simplemente permanece en su nivel mientras lo salda. Pero un ángel que se rebela contra la voluntad de Dios es retirado de su elevado estado en el que tiene una identificación completa con Dios, y es relegado a las esferas inferiores de la morada del hombre para que equilibre la energía de Dios que ha cualificado mal.

Aquí, como dijo Pedro, andan de un lado a otro en busca de cualquier alma, mente o cuerpo que puedan devorar,[3] sembrando semillas de inquietud y de rebelión luciferina entre los hombres por medio de la subcultura del rock y las drogas, los medios de comunicación y su babilónico culto a la idolatría. Se les conoce con los diversos nombres de: caídos, luciferinos, vigilantes, nefilim, «gigantes de la tierra»[4], satanistas, serpientes, hijos de Belial, etcétera.

Muchos ángeles caídos diferentes

Sanat Kumara habla de las bandas de ángeles que siguieron a Lucifer:

En la Gran Rebelión contra el SEÑOR Dios Todopoderoso y las huestes de su jerarquía celestial, Lucifer sedujo a un número no pequeño de grupos angélicos liderados por sus cohortes. Sus nombres se mencionan en el Libro de Enoc, en otros libros apócrifos y en las escrituras codificadas de Oriente y Occidente.

Los más notables son los nombres de Satanás, Belcebú, Belial, Baal, etc. Uno de tales nombres, el del líder más astuto y sutil de un grupo de caídos, ha pasado a escribirse con minúscula en el léxico de las escrituras sagradas y ha tomado una connotación simbólica más que personal. Es el de Serpiente.

Mientras que el término “gran dragón” se refiere al conglomerado de toda la falsa jerarquía luciferina formada contra la Gran Hermandad Blanca, individualmente sus miembros y jerarcas se especializan en ciertas fases de la persecución a la Mujer por parte del “dragón” y en la guerra que la falsa jerarquía luciferina libra contra el remanente de la progenie de la Mujer.

Mientras que Satanás es conocido como el Asesino original que utiliza el asesinato de los portadores de luz para frustrar el plan divino de Dios en la tierra. Serpiente, que también se llama «el Diablo y Satanás», es el Archiengañador, el Mentiroso original y el padre de las mentiras cuya filosofía de engaño, basada en el temor y la duda, es su modus operandi en su guerra contra los verdaderos Cristos y los verdaderos profetas.

Serpiente es el Maligno cuya progenie, junto con la de Satanás, está sembrada como cizaña entre el buen trigo de la progenie Crística. Esta progenie es la llamada descendencia de las víboras. «Víbora» viene de la traducción griega del nombre propio «Serpiente», quien, junto con los caídos de su grupo, fue arrojado del cielo y encarnó en la Tierra, habiendo seguido reencarnando todos ellos desde la Gran rebelión.[5]

Véase también

Ángeles caídos individuales:

Lucifer

Satanás

Belcebú

Belial

Serpiente

Para más información

Elizabeth Clare Prophet, Ángeles Caídos y los Orígenes del Mal

Notas

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Saint Germain Sobre Alquimia: Fórmulas para la autotransformation.

Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, El sendero de la autotransformación.

  1. Apocalipsis 8:5.
  2. Salmos 8:5; Hebreos 2:7.
  3. 1 Pedro 5:8.
  4. Génesis 6:1-7.
  5. Elizabeth Clare Prophet, La Apertura del Séptimo Sello, capítulo 33.