Ángel caído
Los ángeles caídos son aquellos que siguieron a Lucifer en la Gran Rebelión y cuya conciencia, por consiguiente, «cayó» a niveles más bajos de vibración y conciencia, ya que, en cumplimiento de la ley, fueron «arrojados a la tierra»[1] a manos del Arcángel Miguel, y, debido al karma por desobediencia a Dios y a Su Cristo y por haber blasfemado contra Sus hijos, obligados a asumir un cuerpo físico denso y evolucionar en él.
Ángeles y libre albedrío
El libre albedrío de los ángeles es el libre albedrío de Dios. Ellos están obligados a cumplir la voluntad de Dios, pues a diferencia del hombre, no han recibido la libertad de experimentar con la energía de Dios. Aunque los ángeles comenten equivocaciones que producen resultados contrarios a la voluntad de Dios, más tarde pueden rectificar sus errores y volver a alinear la energía en cuestión con la voluntad de Dios.
La rebelión angélica contra la voluntad de Dios es de un orden distinto al ejercicio que hace el hombre del libre albedrío y que produce karma. El libre albedrío es esencial en la expansión de la identidad Divina por parte del hombre dentro del marco de la Gran Ley. El hombre recibe la libertad de experimentar con su libre albedrío, pues es un dios en potencia.
Por otro lado, los ángeles, que tan solo toman parte del libre albedrío de Dios, abandonan su altísimo estado si se rebelan contra la voluntad de Dios, cuya realización les han encargado. Así, si un ángel decide actuar contra la voluntad de Dios, debe ser expulsado del reino angélico y enviado al reino de escabel para que encarne en el reino del hombre.
El hombre, hecho un poco menor que los ángeles,[2] ya está confinado a las esferas inferiores de la relatividad. Por tanto, cuando genera karma negativo, simplemente permanece en su nivel mientras lo salda. Pero un ángel que se rebela contra la voluntad de Dios es retirado de su elevado estado en el que tiene una identificación completa con Dios, y es relegado a las esferas inferiores de la morada del hombre para que equilibre la energía de Dios que ha cualificado mal.
Aquí, como dijo Pedro, andan de un lado a otro en busca de cualquier alma, mente o cuerpo que puedan devorar,[3] sembrando semillas de inquietud y de rebelión luciferina entre los hombres por medio de la subcultura del rock y las drogas, los medios de comunicación y su babilónico culto a la idolatría. Se les conoce con los diversos nombres de: caídos, luciferinos, vigilantes, nefilim, «gigantes de la tierra»[4], satanistas, serpientes, hijos de Belial, etcétera.
Muchos ángeles caídos diferentes
Sanat Kumara speaks of the bands of angels that followed Lucifer:
En la Gran Rebelión contra el SEÑOR Dios Todopoderoso y las huestes de su jerarquía celestial, Lucifer sedujo a un número no pequeño de grupos angélicos liderados por sus cohortes. Sus nombres se mencionan en el Libro de Enoc, en otros libros apócrifos y en las escrituras codificadas de Oriente y Occidente.
More notable are the names Satan, Beelzebub, Belial, Baal, etc. One such name, that of the more shrewd and subtil leader of a band of fallen ones, has come to be lowercased in the lexicon of sacred scripture and it has taken on a symbolic rather than personal connotation. It is that of Serpent.
Whereas the term “great dragon”[5] refers to the conglomerate of the entire Luciferian false hierarchy arrayed against the Great White Brotherhood, its individual members and hierarchs specialize in certain phases of the “dragon’s” persecution of the Woman and in the war waged by the Luciferian false hierarchy against the remnant of the Woman’s seed.
Whereas Satan is known as the original Murderer using the murder of the lightbearers to thwart the divine plan of God in the earth, Serpent, who is also “called the Devil and Satan,”[6] is the Archdeceiver, the original Liar and the father of lies whose philosophy of deception, based on fear and doubt, is his modus operandi in his warfare against the true Christs and the true prophets.
Serpent is the Wicked One whose seed, along with Satan’s, is sown as tares among the good wheat of the Christic seed. It is this seed who are called the offspring of the vipers. “Viper” is from the Greek translation of the proper name “Serpent” who, together with the fallen ones of his band, was cast out of heaven and took embodiment on earth where they have continued to reincarnate since the Great Rebellion.[7]
Heb. 1:7; 13:2; Rev. 12:9; Gen. 6:1–7.
Véase también
Individual fallen angels:
Para más información
Elizabeth Clare Prophet, Ángeles Caídos y los Orígenes del Mal
Notas
Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, Saint Germain Sobre Alquimia: Fórmulas para la autotransformation.
Mark L. Prophet y Elizabeth Clare Prophet, El sendero de la autotransformación.